4|Enojada

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Ya era hora del servicio Hellen junto con la hna Mercedes  habían llegado.

Jireh venía llegando traía a Albenis en sus brazos, Jiji se veía feliz con su pequeño  hermano.

Tiffany venía entrando con Adam y Sahúl, los tres venían hablando muy animados.

Kelly venía con su tía, ambas venían de la mano.

Lilliam se sentía nerviosa y algo incómoda, ya  que nunca había ido a una iglesia.

-Dios te bendiga Hellen- dijo Kelly  una vez cerca.

-¡Que bien que ya vinieron!- dijo Hellen con emoción- Tía ella es la profesora Lilliam.

-Puedes decirme Lilliam - dijo avergonzada.

-Dios le bendiga, soy Mercedes - saludó con una sonrisa.

-Mucho gusto.

-Bueno tía, Hellen y yo pertenecemos al Ministerio de alabanza por eso no estaremos acá  contigo, pero te puedes sentar con la hna Mercedes, ella es muy alegre y divertida, Estoy segura que serán grandes amigas.

Las chicas subieron al altar, mientras Lilliam  y Mercedes hablaban.

Las alabanzas  empezaron, Sahúl  tocaba el piano, Jimmy la batería, Adam la guitarra eléctrica, Jireh tocaba la acústica y apollaba cantando, al igual que Adam y Sahúl. Hellen, Tiffany y Kelly ministraban con sus voces.

Aquella iglesia  estaba llena, los últimos dos años había crecido en número de personas. Ya casi no alcanzaban; Este año planeaban hacerla más grande.

-Deseo tu gloria en mi
Ver tu gloria en mi, como un espejo refléjate en mi.


Toda la iglesia entonaba la alabanza, todos a una sola voz.

Lilliam estaba disfrutando aquel momento, era maravilloso.

Después  de unos coros, llegó  el momento del mensaje.

Hoy predicaría la pastora Nohelia.

Mientras la pastora predicaba, Jireh salió afuera, no paraba de toser. Adam quien había notado que Jireh no estaba bien  salió  tras ella.

-¿Estas bien?- preguntó  preocupado.

- No se- siguió tosiendo.

- toma, bebe un poco de agua -   extendió una botella de agua.

Una vez que Jireh dejo de toser, fueron a sentarse.

El servicio terminó, todos los jóvenes se reunieron  a hablar ya que el fin de semana  saldrían a evangelizar.

-Chicos - Habló  Adam - necesitamos que todos estén orando, este fin de semana  saldremos a la calle, llevaremos instrumentos, audio y nuestras voces, pero necesitamos su disponibilidad.

Mientras Adam hablaba, Alondra no dejaba de verlo con admiración, pero ella no se daba  cuenta que otra persona la veía a ella del mismo modo que ella veía a Adam.

Alondra ya se había bautizado y actualmente  trabajaba en el hospital donde Sahúl  y Kelly harían las prácticas.

Sus ojos celestes  estaban fijos en ese líder apuesto, sus mejillas se sonrojaban al verlo hablar con tanta seguridad.

Una vez que terminarán de hablar, Jimmy propuso que fueran a una pizzería.

Era noche, para el mes de marzo el cielo es bastante estrellado ya que es verano.

En el auto de Adam iba Sahúl, Kelly y Hellen.

En el auto de Jimmy (el baterista) iban Jireh, Tiffany y Alondra.

No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora