3| Lilliam

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Narra Hellen

Llegué  a la Universidad, hoy iba un poco tarde, venía sola, ya que Tiffany se había quedado en casa de Jiji, por lo tanto se vendría con ella en el auto del hno Diego (el papá de Jireh).

Yo había  tenido que tomar el autobús.

Hoy hacía calor, opté  por un vestido celeste, con estampados blancos, una camiseta blanca por dentro y por supuesto mis tenis blancos, ellos no podrían faltar.

Camino hacia el salón.

Me encuentro con André, el es compañero de clase.

-Hola Hellen, que guapa que vienes hoy- dice viéndome de pies a cabeza.

-Hola, gracias por el cumplido, ¿me das permiso? necesito entrar- digo seria ya que no se quita de la pasada.

Intento pasar, pero el pone su brazo.

-Perece que no te gusta hablarme... ¿por qué?

- André - digo con calma- Yo no soy el tipo de persona que puedes molestar, así que por favor, dame permiso.

El quita el brazo. André es un chico alto, tez blanca, ojos negros, cabello castaño, tiene unas hermosas cejas, es muy egocéntrico, poco respetuoso. últimamente siento que me habla más que antes, molesta mucho con sus miradas.

Trato de no darle importancia, aunque no voy a negar que molesta que me vea de esa manera.

Me siento, miro hacia mi derecha y ahí  está  André, guiñando el ojo.

Ignoro su coqueteo y veo hacia el frente.

-Buen día a todos dice el profesor, quiero que hoy le demos la bienvenida  a la licenciada Lilliam de Martínez ella es graduada en Contaría Pública y Finanzas,  es de Brasil, pero actualmente administra  una de las grandes empresas de nuestra ciudad, hoy ella estará  con ustedes, así  que recibámosla con un fuerte aplauso.

Todos aplaudimos, frente a nosotros  está una mujer muy elegante, cabello negro, tiene unos mechones en morado  trae un traje blanco y unos tacones negros, su cartera del mismo color que sus zapatos se veía que costaba mucho dinero.

Empezó a presentarse, su voz tenía buen timbre, por un momento  pensé que quizás cantaba y bien.

Noté  su acento brasileño, eso me hizo recordar a Isaque y el viaje a Brasilia, también noté que tenía un tatuaje en la Palma de la mano.

Ella nos estuvo aconsejando y animándonos a seguir con nuestra carrera, hasta se atrevió  a decir que nuestra carrera era la mejor.

Sus palabras me alentaron mucho, me transmitió  confianza.

Nos preguntó  cuantos leíamos y nos felicito y dijo que como contadores era muy importante leer, aunque muchos no lo vieran de esa manera.

-Solo los veré  un día a la semana, así que espero que nos llevemos bien- dice sonriendo.

Ella es muy amable, a simple vista la veo feliz, pero algo en el fondo me dice que no es así.

Después de largas horas de clase salimos a almorzar.

Me dirijo  a la cafetería.

-Helleeen- veo a Sahúl  correr a mi dirección.

Viene  con su bata blanca.

-Dios te bendiga  doctor- digo mientras correspondía a su abrazo.

-Amen, mi contadora... mira lo que traje- dice enseñándole una cámara.

No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora