Extra

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—¿Enserio vas a renunciar así de fácil? —Pregunté interrumpiendo la conversación  de ambas chicas.

—¿Y por qué están tan interesados en esto? —preguntó Jireh que se veía triste; aunque trataba de ocultarlo a mí no me engañaba, el hecho que Isaque se haya regresado a Brasil a ella le afecta.

—Porque sí —respondimos al unísono, Tifi y yo nos quedamos viendo al escucharnos hablar al mismo tiempo.

—solo digo que lo deberías de pensar mejor y orar más por eso —termino y me dirijo donde está Kelly

—Es raro para mí esto, pero estoy de acuerdo con el rubio —logro escuchar a Tiffany y me río sin poder contenerme.

—Estas me gustan —dice Kelly y me quita las golosinas, así que voy por un jugo y me encuentro a Hellen sin poder decidirse.

Me acerco, me compongo el cabello. Cuando estoy cerca de ella actúo raro, hasta fui capaz de preguntar a Ruby como me veía en el concierto ¿Desde cuándo me preocupa como me veo?

—Todos son muy buenos —digo tratando de hablar normal, pero mi voz se escucha rara.

—Si, pero siempre hay unos mejores que otros —dice y toma uno, me pregunto si quiere decir algo.

—Tienes razón —digo y tomó del mismo sabor que ella.

Iba a hablar más cuando escucho a Diego anunciar que ya nos vamos.

ambos caminamos hacia el autobús, dejo que ella entre primero, escucho un grito y Diego sale corriendo, le sigo. Jireh no esta... Se la han llevado, corro tratando de alcanzar el auto pero es demasiado tarde... Se ha ido.

Todos han salido, Emilia no para de llorar y Albenis al ver que todos están asustados también se suelta a llorar, el señor que atiende se ha salido a ver lo que está pasando.

Alon carga a Albenis al ver que Emilia está desesperada, pongo mis manos en mi cabeza, no sé cómo pasó.

—Yo vi el número de placa —escucho a un niño hablar, tiene un parecido con el señor.

—La estación de policía no está muy lejos.

Todos corremos y nos subimos al autobús, vamos a la estación de policía.

****

Habíamos llegado, pero nadie hacia nada ya era noche y la estación de policía se veía pobre. Según ellos habían enviado una patrulla a buscar, pero nada más.

Quería salir corriendo y buscar a Jireh, pero al igual que los policías, yo tampoco tenía idea. Jireh podía estar en cualquier lugar, ¿y si le han hecho daño?

No, Dios mío... Que no le pase nada

—Recuerdas a Noah —escucho a Adam y me saca de mi oración —el es dueño de Tecno generación, nos podría ayudar a rastrear la placa.

Adam llama al chico asiático y este le pide que le dé el número de placa del auto y también le dice que Noah (el chico italiano)viene en camino.

El policía nos dice que tengamos paciencia y que no hagamos nada por nuestra cuenta, pero ellos tampoco van a hacer nada.

Después de un tiempo algo largo, Noah ha llegado y ya ha rastreado la dirección, los policías salen en una patrulla y Diego y yo vamos tras ellos con Noah y los demás chicos.

Todas las mujeres se han quedado, es peligroso.

Llegamos al lugar donde está el auto, pero este está en llamas.

Les dije que no vinieran, es peligroso —nos regañó el oficial de la policía.

—¡Señor, el que está haciendo el trabajo es Noah, así que tenemos derecho de estar aquí! —le respondo molesto, pero es la verdad, mi amiga puede estar herida y ellos solo quieren que nos quedemos de brazos cruzados.

El auto había chocado con un árbol, probablemente los que iban ahí ya estaba hechos cenizas, Diego empezó a gritar el nombre de Jireh y los demás nos unimos. Diego estaba seguro que si hija no esta en ese auto y yo lo creo.

—JIREEEEEEEEH

Todos gritábamos, hasta los policías.

—UNA CASA —Grito al ver una casa ardiendo en llamas. Todos corremos hasta llegar, yo sigo gritando y escucho un grito algo ronco, era Jireh ahí estaba a dentro.

Veo a Oliver cargar a alguien, me alegré pensé que era Jireh, pero vi que traía una melena grande y rizada, Oliver traía las manos manchadas de sangre de la chica, no quise ver. Corri a buscar una forma de sacar a Jireh.

El fuego estaba rodeando toda la casa, llegué donde había una tabla rota, quizás por ahí había salido la chica, la terminé de romper, Noah llegó  a ayudarme y luego empezamos a toser por el humo, la temperatura aumentado, se sentía un calor infernal; no se en que momento Diego habia aparecido tras de nosotros y había entrado a sacar a Jireh.

Salió con ella en los brazos, Jireh no hablaba. A ambas chicas las llevamos al hospital.

****

Ya eran las 6 de la mañana y escuchábamos a la doctora decir que Jireh estaba en un momento muy difícil, pues si cabello se había quemado, Diego y Emilia habían entrado, yo fui tras ellos para ver a Jireh.

Jireh lloraba, sus pocos cabellos estaban quemados y ella decía que lo había perdido todo, probablemente le raparían la cabeza y eso era muy difícil para ella.

En ese momento temí, tuve miedo de que Jireh se dejara llevar por el dolor.











No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora