55| Siempre en el abismo

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Hola familia, Dios les bendiga en gran manera. Estos tres capítulos son muy importantes para mí, al igual que ustedes he esperado mucho.

Pido disculpas, pues era ayer que iba a actualizar, pero se me presentó un contratiempo. Ya inicié en la universidad y este sábado me han invitado a predicar  een una de las iglesias de mi ciudad, así que tengo mucho trabajo está semana.

No sé imaginan como deseaba poder escribir esto. He llorado mucho. 😭

Este capítulo lo dedico a todos los que me leen, porque sé que al igual que mi, han esperado mucho. Pero también lo dedico a aquella oveja número 100... Que se alejó del buen Pastor, Jesús.

PD: si encuentran algún error, me disculpan.

PD 2: ¿Listos para la sorpresa?

(✿ ♡‿♡)

Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
Mateo 18:11-12

—Eso no es todo —una voz masculina, con un acento brasileño se había escuchado tras de ella.

Se dio la vuelta y automáticamente formó  una O con su boca, estaba sorprendida.

José estaba parado, no sonreía, pero estaba feliz, al lado de el estaba nada más y nada menos que Isaque. Con una gran sonrisa se acercó y abrazó a Jireh.

Ella estaba inmóvil, su corazón le latía a mil por hora. Si no le daba un paro cardíaco era porque Dios no lo permitía.

Isaque probablemente ya tendría 20 años o los  acababa de cumplir. Estaba más alto, traía un pantalón de mezclilla azul, una camiseta blanca algo ancha, zapatos Nikes en negros, su cabello castaño algo despeinado por el viento.

Y si a Jiji le había gustado cuando el chico tenía 17, no imaginemos ahora. Cuando lo vio, no pudo evitar sonrojarse, sintió... —se que sonará cursi — sintió mariposas en el estómago. Más no podía dejar que esos sentimientos crecieran, en la condición que se encontraba solo se lastimaría ya que Isaque no le daba señales de que sintiera algo por ella, así como ella se sentía cada vez que lo veía.

<Debo estar soñando>
Pensó mientras lo abrazaba. Eran muchas emociones las que sentía. Desde que había regresado de aquel viaje había querido verle y hasta hoy podía tenerle frente a ella.

En un momento, se sintió avergonzada de que Isaque la viera en el estado en que se encontraba. Le dio pena no tener el cabello como antes, estar más delgada y todo ese montón de cosas.

—¿Como es que estas aquí? ¿Cuando viniste?... ¿Por qué no me dijeron? —trató de  alejar esos pensamientos haciendo muchas preguntas.

— Primero ¡Feliz Aniversário! —¡Feliz Cumpleaños! había querido decir en español —vine hoy, te iba a avisar, pero  Hellen me dijo que no, que era tu cumpleaños y que todos te querían sorprender. José me fue a recoger al aeropuerto y aquí estoy.

Isaque hablaba en español, aunque no bien, pero se le entendía.

Didier estaba en una esquina, se veía molesto, incómodo. Sahúl lo observó y decidió acercarse, pero él se excusó diciendo que ya tenía que irse, se despidió de Jireh con un abrazo, esto sorprendió a Jireh pues ella no acostumbraba abrazarlo.

No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora