53| Invitados Especiales

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Jueves por la tarde

—¡Es un milagro! —dijo Lilliam sonriendo a Jireh.

Jireh hizo una mueca tratando de sonreír y mostrarse feliz, sin embargo no era como se sentía.

Emilia y Diego también estaban ahí. Lili se había encargado de llevarla al hospital, los chicos se habían quedado muy preocupados, sin embargo no era nada grave.

El doctor estaba muy sorprendido por los resultados.

—Es como si ese vómito te hubiese desinflamado las glándulas, pensé que esto tomaría más tiempo, pero ¡Es un milagro! —asi de emocionado estaba al decir aquellas palabras, pero no todo era bueno, pues lo único que había mejorado era su garganta, pero otros órganos de su cuerpo seguían siendo afectados por Grave Basedow.

Feliz, contenta, así era como tenía que sentirse, más no era así, solo saber que el cabello se le iba a seguir cayendo, el descontrol menstrual, taquicardia. Eso era terrible.

¿Por qué no la sanidad completa? Así se preguntaba, y... de un momento a otro la desesperación por ser sana de una vez, se apoderó de su corazón.

Trató de calmarse y no mostrar lo que realmente sentía. Empezó a consolarse con que iba a poder cantar, eso era lo que quería, pero más que eso no quería cuestionar a Dios por lo que sucedía.

(◍•ᴗ•◍)✧*。

Siguiente día

|Viernes 03 de Junio|

Después de estacionar su auto, José se dirigió al salón de clases, otra vez a expresión oral y escrita. Una sensación extraña de querer estar en el salón se hizo presente en su corazón.

Hoy era la oportunidad de actuar encontra de Tahís, aún no sabía que era lo que iba a ser, pero algo se le tenía que ocurrir.

Cuando llegó, abrió el cuaderno y entre las hojas encontró la invitación qué Tahís le había dado y que Hellen le había dicho que no fuese. Una idea paso por su mente.

Eso mismo que había pensado era lo que iba a hacer, iría a esa fiesta y revelaría lo que ella había hecho, la haría confesar.

Nadie había dicho nada sobre quien había publicado la foto. Hellen había pedido que por primero tendrían que descubrir quién estaba enviando los mensajes, pero José no podía quedarse de brazos cruzados.

Hellen entró al salón, traía un vestido que le llegaba abajo de la rodilla en color blanco con estampados celestes y un lazo en el cabello del mismo color que los estampados.

—Hola Kylle —dijo y se sentó a su lado —¿Como has estado?

José se removió y con un gesto extraño dio entender que esa pregunta le incomodaba. La verdad era que seguía sintiéndose mal, pero no había tenido tiempo de pensar en el, estaba tan preocupado por ella que había dejado de pensar en si mismo.

Escuchar esa pregunta, le recordaba que no estaba bien, que toda su vida era un caos.

—Mejor —logró decir, pero Hellen con lo observadora que era no creyó a ese “mejor”. Detrás de eso había un corazón herido, amargado que a gritos pedía que alguien lo auxiliará.

Y si Hellen tenía un don, era poder comprender a las personas.

La clase empezó.

—Hoy vamos a hacer algo creativo —dijo el profesor. Naturalmente la clase era aburrida para todos, excepto para Hellen y José. A ellos le gustaba esta clase —Quiero que cada uno de ustedes mencione su libro favorito y como llegó a serlo.

No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora