No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]

39| El jardín

Este capítulo lo dedico a rrox099 y a GlitterIdk

¿Listos?
👀🔥💗

Salmo 40:7-8
Así  que dije:《Mírame, aquí estoy listo para hacer lo que está  escrito de mi en el ibro》
Dios mío, deseo tu voluntad; llevo tus enseñanzas en mi corazón.

Las vacaciones se terminaban, de algo estaban seguros, cada momento lo debían de disfrutar al máximo.

Era sábado. Los chicos se bajaban de un autobús, estaban en un pequeño pueblo, hace varios días Adam había recibido una invitación del viejo pastor de su papá, para que fuera a ministrar en la iglesia donde el pastoreaba.

De donde los había dejado el transporte público todavía estaba lejos.

Ninguno de los del grupo había llegado en su auto, puesto que en el lugar donde iban no entraba vehículos.

Adam, Lilliam, Oliver, Sahúl, Jireh, Hellen, Kelly, Alondra, Jimmy, Tiffany y la pequeña Aurora estaban ahí. Bella había preferido no ir, en cambio Aurora le suplico a Jimmy que la llevara.

Todos estaban en una terminal de autobuses esperaban el otro transporte que los llevaría a su destino, está vez se irían en un "camión" faltaban dos horas de viaje.

En el camión  iban muchas personas, la mayoría eran personas campesinas.

Las chicas se quedaron sorprendidas en especial Aurora al ver niñas de su misma edad con sus pequeños hijos, eran preadolescentes, despeinadas, con pañaleras pesadas. Era lastimoso verlas en ese estado, todos pero más las chicas se preguntaban...¿que vivían en sus casas, o que las llevaría a tomar decisiones apresuradas?

Aurora  dio gracias a Dios porque a pesar que era adolescente no pensaba en tener algún tipo de relación  amorosa, pero por otra parte le preocupaba su hermana por que a ella si le encantaba enamorarse.

Alondra no podía ver a Jimmy  a los ojos, se sentía mal por no poder saber que sentía, Adam tenía razón, Ella estaba confundida. Ayer, después  de que Jimmy le declarara su amor, ella no podía sacárselo de su mente, pasó  toda aquella noche pensando en el, pero no podía decir que lo amaba y eso la hacía sentir mal, por otro lado temía que la historia se repitiera.

Despues de esas dos horas en el camión, llegaron al lugar, todos inhalaron y exhalaron  al bajarse, era el campo, todo verde, las casas de madera, se podía escuchar el sonido de las aves, así como se podía ver uno que otro sanate - una de las aves más comunes- Un anciano salió  a recibirlos con los brazos bien abiertos y una sonrisa que sólo verla transmitía  paz. Se acercó  y saludó  a todos con un abrazo.

Adam ya lo conocía, pero los demás  no, sin embargo se sentían en familia.

Una anciana los invitó  a entrar en aquella casa de madera, en el patio de la casa había un jardín  muy lindo, varias maceteras colgaban del techo de la casa en el pequeño porche, en un árbol de limón  estaba una lora.

Todos entraron a aquella casa, todo dentro estaba muy bien organizado, las sillas eran de madera,  habían fotos en las paredes, y textos bíblicos.

Al fondo se podía apreciar la cocina, había un fuego bien encendido, estaba hecho a base de tierra, cenizas y maderas que sostenían los lados.

En la sala habían dos sillas mecedoras, todos imaginaron a los dos ancianos sentados, tomados de la mano viendo el atardecer. Desde la casa se podía contemplar el hermoso cielo azul.