Trilogía: Los Sueños De Dios
Libro II
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Cuando el ser humano teme, comete los peores errores. Sólo los valientes podrán tener la victoria.
La Iglesia de Cristo, siempre h...
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Suspiró tratando de tener la calma.
Ya no lo aguantaba, sus miradas la incomodaban.
Observó a Tahis, a ella le causaba gracia ver como André la molestaba.
Estaban en la clase de Contabilidad financiera, Tahis y André estudiaban la misma carrera que Hellen.
Después de una hora en Contabilidad financiera pasarían a Expresión Oral y Escrita.
Hellen caminaba al lado de Tahis, últimamente Tahis se mantenía sólo con ella.
- Me emociona estar en esta clase- dijo Tahis con una gran sonrisa.
Tahis era alta, Hellen se veía pequeña al lado de ella. Tahis respetaba mucho a Hellen, ella no era cristiana, pero cuando estaba cerca de Hellen o cuando hablaba con ella tenía mucho cuidado de no decir una palabra obscena o de tener un comportamiento indecoroso.
Podría parecer algo extraño que Tahis sólo le hablase de usted a Hellen, cuando Hellen era un año menor que Tahis, cualquiera lo vería extraño pero todo eso lo hacía el Espíritu Santo.
Cuando hay una persona que honra a Dios en todo lugar, Dios también honra y hace que las personas te respeten, por que eres hijo de Dios.
José aún no llegaba, Tahis no dejaba de mover la pierna.
- Tahis, deja de mover la pierna, el va a venir.
- ¿Tanto se me nota que lo estoy esperando a el?- dijo Tahis algo apenada.
Hellen asintió
- Hellen, a usted nunca le ha gustado alguien?- preguntó Tahis con mucha curiosidad- Me refiero que si se ha enamorado de algún chico.
-Si - respondió Hellen y Tahis abrió los ojos de la sorpresa.
-¿Y como era el?
-El es muy guapo, todas se enamoran de él, es perfecto.
-Wow, mi mamá siempre me dijo que el chico perfecto no existe.
-Aquí no, pero si existe, yo conozco al único perfecto y se llama Jesús.
-Entonces. no le ha gustado nadie, o sea chicos así como los que nos rodean.
Hellen sonrió
- No
-¿Ni André?
Hellen negó con la cabeza
-Wow, desearía ser como usted, yo no, yo del primer imbécil que veo me enamoro.
José llegó y se sentó Tahis lo quedó viendo con admiración.
José traía puesto un gorro negro, su cabello rubio caía sobre su frente.