60| Perdonar

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Hola mi gente. Aquí estoy después de tanto tiempo 😅
Me emociona saber que han estado esperando la nueva actualización.

Pueden revisar el capítulo 59 (el diario) para que refresque la memoria.

Con mucho amor para ustedes🌸♥️

Tres días después
Lunes 13 de Junio

Isaque venía levantándose, era muy temprano. Sahúl estaba en reposo, no había asistido a la universidad. Gracias a Dios no se había complicado y ya estaba en recuperación.

El brasileño se dirigió a la cocina, la pastora Nohelia ya estaba haciendo sus quehaceres.

—Buenos días —dijo Isaque.

—Buenos días, hijo. Que bueno que ya estás arriba... ¿Se te ofrece algo? ¿Quieres café?

—yo venía por agua, pero si tiene café, es mejor.

La pastora le sirvió café.

—Cuéntame. ¿Te has aburrido? —preguntó, en ese momento el pastor se acercó.

—Buenos días —saludó y ambos contestaron.

—Para nada, me he divertido mucho —respondió Isaque a la pregunta.

—Te creo —mencionó el pastor, ageno a la conversación — estar aquí es lo mejor...pero te veo preocupado.

Isaque abrió los ojos, había sido descubierto.

—tu pastor me comentó tu situación, si necesitas algo, solo dinos...queremos ayudarte.

Isaque asintió.

Realmente el había adelantado el viaje, porque quería volver a ver a sus amigos y estando de vacaciones era más fácil. Pero después de Worship Night el regresaría a su país y retomaría su agenda y eso estaba siendo estresante para el, las cosas habían cambiado mucho, lo que antes era una aventura en su día a día, ahora se estaba volviendo en una monotonía, sí, una monotonía que lo estaba asfixiando.

Estás vacaciones eran la excusa perfecta para huir.

****

Jireh venía saliendo de la universidad, con su laptop en la mano derecha, el pañuelo en su cabeza, los lentes que no podían faltar, un vestido verde olivo, holgado y unas botas en blancas.

En su mente venía analizando cada detalle de las pistas que ya habían encontrado. Caminaba en dirección a la salida, una vez fuera de la universidad se encontró con Didier.

—Hola Jireh —saludó Didier acercándose.

—Dios te bendiga ¿Cómo has estado? —preguntó sonriendo como siempre solía hacerlo.

La mirada de Didier se dirigió hacia el frente, como si estuviese viendo a alguien, sus ojos se abrieron por la sorpresa. Rápidamente tomó el brazo de Jireh y la acercó a el.

Jireh estaba asustada, no sabía que hacer.

—¿Por.. — y el no la dejó hablar, pues colocó su dedo en los labios de la chica.

—¿Ya te había dicho que eres muy linda? —se acercó a ella, dispuesto a unir sus labios con los de ella.

Jireh estaba paralizada, asustada ¡Aterrada!

—¡¿QUE CREES QUE HACES?! —Le gritó, se había molestado y le había empujado.

Didier frunció el ceño.

—Si crees que conmigo vas a hacer eso te confundes, Didier. No soy un juguete.

—Didier ¿Que te pasa? —preguntó José que había visto todo junto con Tifi y Kelly.

Los tres se habían dado prisa al ver que Jireh había empujado a Didier.

Didier veía a algún lugar, como si estuviese buscando a alguien con la mirada.

—¿Estás bien Jireh? —preguntó Tifi, Jireh asintió, pero estaba muy enfadada —¿Como te atreves a hacer eso?  ¡Sin vergüenza!

—No te acerques a Jireh—dijo Kelly.

—Es con Jireh, no con ustedes —se defendió Didier.

—Di...

—Hombre, no entiendes que ella no quiere —se apresuró a decir Tifi, sin dejar hablar  a José —Tienes que aprender a respetar.

—hablar con ustedes es perder tiempo —articuló Didier.

—al contrario —atacó Tifi.

Didier se fue del lugar, como si nada hubiese pasado. ¿Que le pasaba?

Jireh había quedado llorando ¡estaba súper molesta!

—No me dejaste hablar —dijo José a Tifi muy serio

Tifi rodó los ojos
—de todos modos no te iba a escuchar a vos.

Y así iban a empezar una discusión, pero Kelly controló a ambos para que se enfocaran en Jireh, que aún limpiaba las lágrimas que habían rodado por sus mejillas.

Tiffany y Jireh emprendieron camino hacia su casa. Cuando llegaron encontraron visitas.

Jireh estaba sorprendida, si, definitivamente hoy era el día de sorpresas para Jireh.

—Hola —saludaron a los invitados.

Era Santiago, estaba con la niña que jugaba con Albenis y la mamá de la pequeña.

—Jireh, Santiago a venido a disculpare con vos —habló Diego.

Santiago se levantó del sillón.

—Yo vine a pedirte a vos y a tus padres que me perdonen, por el daño que les causé —su rostro se veía triste y arrepentido.

Jireh no decía nada, todavía no procesaba lo que Didier hoy había hecho y... ¿encontrarse con el que quiso abusarla, pidiéndole perdón? ¿Que haría?

Realmente no quería.: NO, esa era la palabra.

< No te perdono, lo que intentaste hacer fue horrible. Aún tengo miedo. Vete de mi casa>

Esas palabras quería decir, pero de su boca no podía salir nada, hasta que recordó: soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Colosenses 3:13

Y luego : No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
Lucas 6:37

Fue como un balde de agua fría. No sentía perdonarle, pero sabía que lo debía de hacer. En varias ocasiones había hablado del perdón y ahora le tocaba perdonar.

—Te... Perdono —dijo con voz entrecortada.

Santiago se veía agradecido, cuando Jireh hubo dicho esas palabras, unos segundos después se iban a marchar, pero antes que se marcharan. El Espíritu Santo hizo sentir a Jiji que debía de orar por ellos.

—No se vayan, déjenme orar por ustedes —les dijo y ambos asintieron —¿Ya han recibido a Cristo en sus corazones?

Preguntó y ambos asintieron.

Jireh empezó a orar, por la familia. La presencia de Dios se derramó, de modo que Santiago y la chica cayeron de rodillas llorando. Dios sanó a la chica de una enfermedad que la atormentaba. Dios se llevó las cargas y cuando se despidieron iban felices, agradecidos y prometieron llegar a la iglesia.

No Hay De Que Temer. Libro II (Trilogía) [Los Sueños de Dios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora