La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 3: Encuentro con Kyûbi

¡Hola a todos!

En primer lugar, me gustaría daros las gracias por la calurosa acogida que habéis dado a esta nueva historia. Espero vuestros comentarios e impresiones.

También me gustaría dar las gracias a todos los que leen mi trabajo y me dejan reseñas, que son de gran ayuda para mí y me alegran el corazón, especialmente en estos momentos. Voy a responder a todos, incluidos los que no tienen cuenta y a los que no puedo enviar mensajes privados.

Empezaré por manalovetheway, a quien agradezco su interés, pero que debería haber leído mejor mi perfil. Permítame recordarle que soy un hombre, es decir, un miembro del sexo masculino y, por tanto, no una mujer. En consecuencia, no responderé favorablemente a lo que parece ser un... ¿intento de flirteo?

Espero que disfruten leyendo este nuevo capítulo.

¡Feliz lectura a todos!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto, Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capitulo 3: Encuentro con Kyûbi

Aunque el tiempo pasaba muy lentamente en gensokyo, ya que muchos inmortales veían pasar las mismas estaciones incansablemente, este no era el caso de los humanos.

Ya había pasado una semana desde que Naruto, del clan Uzumaki, había llegado a Gensokyo, tomando oficialmente el nombre de su nueva familia adoptiva.

Aunque una semana era un tiempo extremadamente corto en la interminable existencia de Yukari, los Yakumo no tenían intención de malgastar el tiempo que se les había concedido y habían comenzado inmediatamente a entrenar a su nuevo miembro.

Ran podía ser tranquilo y Yukari infinitamente paciente, pero el estado incompleto, incluso embrionario, de los conocimientos de Naruto había conseguido cansarlos. Habían ignorado su irritación, el joven humano no tenía la culpa. Nunca le estarían agradecidos, mientras se esforzara y trabajara sin descanso para superar sus dificultades.

La mente de un niño era realmente maravillosa y Naruto ya estaba haciendo muchos progresos. El niño tenía una mente muy adaptable, podía aprender muy rápido cuando realmente lo deseaba e integraba las nuevas reglas que se le imponían con notable rapidez.

Ran y Yukari le habían enseñado los hábitos y costumbres que una persona de alto rango debía conocer, en particular las sutilezas del protocolo para tratar adecuadamente a las diversas personas con las que inevitablemente se encontraría.

Aunque esencial, este conocimiento no podía ser el único a su disposición. La mente debía tener sus periodos de descanso y el cuerpo debía mantenerse, a fin de estar preparado para cualquier eventualidad.

Lo que Naruto más esperaba y temía eran las lecciones de combate.

Como cada tarde, Yukari y Ran esperaban a su protegido en los amplios terrenos de su casa. Los dos yôkai estaban sentados en un banco de piedra de espaldas al jardín mineral, charlando tranquilamente bajo los brillantes rayos del sol. Tranquilos y serenos, observaban al joven humano vestido con un keikogi blanco, una prenda ligera y práctica que no atrapaba el calor, por lo que era ideal para entrenar al aire libre.

- Aquí estás, Naruto-kun -saludó Yukari cortésmente con su encantadora voz-. Eres puntual en tus entrenamientos y eso es bueno. Hoy vas a aprender el elemento más importante en el arte del combate, una habilidad básica que es absolutamente esencial si quieres sobrevivir. Todas las técnicas tienen un punto débil, incluso las más poderosas, porque son absolutamente inútiles si no pueden golpear al enemigo. Antes incluso de empezar a luchar, tendrás que trabajar tu resistencia, para poder dominar el arte de esquivar y huir. Retirarse no tiene nada de vergonzoso, sólo que los muertos no pueden fortalecerse para derrotar a un enemigo más poderoso. Hemos visto tu propensión a huir y perder a tus perseguidores, en lo que admito que tienes cierto talento, incluso un talento definitivo, pero sigues estando demasiado limitada en tus movimientos.