La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capítulo 46: Konoha bajo Fuego

¡Hola a todos!

Voy a publicar este capítulo un poco antes de tiempo. El último fue muy parecido al manga, así que aquí tenéis algo para llenaros. Espero que lo disfrutéis, así que no dudéis en contarme qué os parece.

¡Feliz lectura a todos!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

------------------------------------------------------------------------------------------------

Capítulo 46: Konoha bajo Fuego

La aldea, oculta entre las hojas, estaba rodeada por una amplia muralla, atravesada por varias puertas.

Las murallas de Konoha eran ciertamente altas e imponentes, pero no eran más que un instrumento de poder, que servía más para demostrar la fuerza de la aldea que para servir a un propósito defensivo real. Su tamaño era ciertamente impresionante para los humanos normales, pero los shinobi podían superarlas sin ningún problema.

Kotetsu e Izumo, dos compañeros eternamente asignados a vigilar la gran puerta, hacían su trabajo con diligencia. Sin embargo, mientras no había nadie cerca, se tomaban la libertad de bromear y aligerar el ambiente. Por otro lado, en cuanto aparecía una figura en el horizonte, retomaban su postura marcial y esperaban, como los orgullosos representantes de la aldea de Konoha que eran.

Las dos mujeres que se acercaban les pusieron en alerta. La primera, cuya larga cabellera plateada brillaba como la luna, vestía unos pantalones de cuero rojo sujetos por tirantes y correas alrededor de su camisa blanca. Caminaba deprisa, con una postura inusualmente rígida, la mirada fija y los puños cerrados. Todo indicaba que estaba conteniendo su ira y era muy probable que sus intenciones no fueran las mejores.

La segunda mujer casi se vio obligada a correr para alcanzar a la primera, pero consiguió mantenerse al lado de la mujer de pelo plateado. Era una joven hermosa, vestía un precioso kimono y su larga cabellera color azabache estaba adornada con una peineta dorada que brillaba a la luz del sol.

Cuando las dos mujeres llegaron frente a los guardias, los dos hombres quedaron impresionados por la belleza del kimono de la morena. De cerca, pudieron ver que era de una seda resplandeciente en un rojo burdeos oscuro, con motivos vegetales bordados en hilo de oro. La mujer debía de ser muy rica para llevar casi un kilo de oro. Si era una clienta que venía a utilizar los servicios de un equipo de shinobi, probablemente sería muy generosa.

También era posible que la otra mujer de rostro oscuro fuera una especie de guardaespaldas, ya que nadie se aventuraría a salir sin tener alguna forma de garantizar su seguridad en los caminos. Cuando ostentas tu riqueza de forma tan llamativa, corres el riesgo de que te roben y era obvio que la morena debía confiar en las habilidades de esta extraña guardia.

Los ojos del guardia estaban casi cerrados. Sin embargo, en la sombra de su flequillo, Kotetsu e Izumo se dieron cuenta de que sus iris brillaban en la oscuridad. Este siniestro resplandor rojo les recordó a cierto dôjutsu.

- ¿Cómo os llamáis y cuál es el motivo de vuestra visita? preguntó Izumo.

- Soy la princesa Houraisan Kaguya y he venido a recuperar algo que me pertenece -declaró cortésmente la aristócrata de pelo oscuro.

- Soy Fujiwara no Mokou -gruñó el fénix-. He venido a pedir justicia a vuestro Hokage.

Los dos guardias hicieron una leve señal, interrumpiendo el chakra del sistema de detección, lo que alertó a los ANBU. Dos hombres enmascarados llegaron rápidamente y escoltaron a las mujeres hacia la torre de la Hokage.