La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capítulo 44: El Secreto de la Reencarnación

Hola a todos.

La última vez os dejé con un gran cliff-hanger, así que ha llegado el momento de un episodio de relleno. No, ¡es broma! Os daré el resto enseguida, con la respuesta a la pregunta que os debe estar intrigando.

Espero que disfrutéis de este capítulo. No dudéis en enviarme vuestros comentarios.

¡Feliz lectura a todos!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 44: El Secreto de la Reencarnación

El misterioso asaltante avanzó hacia el equipo acechando a Sasuke, sus pasos lentamente calculados revelaban que estaba claramente satisfecho con su pequeño efecto.

Todos le observaban con preocupación, preguntándose quién podría haber conseguido conmocionar a Ino de forma tan violenta que perdiera los nervios.

Cuando apareció a la luz, revelando lo que la rubia ya sabía, todos se quedaron atónitos.

- Es imposible -murmuró Naruto, frotándose los ojos-. Debo estar alucinando, es la única explicación.

- Sakura-chan -murmuró Ino con una mirada desesperada, extendiendo su mano como esperando acariciar la ilusión para borrarla.

Mientras intentaban en vano disipar el genjustu que las afectaba, su enemiga volvió a reír.

- No es una ilusión -declaró con una sonrisa socarrona-. Soy yo de verdad. Soy Haruno Sakura.

- Eso es imposible -tartamudeó el genio del clan Nara. Estás muerta, Haruno.

La nukenin de pelo rosa soltó una carcajada, antes de volver su único ojo de jade hacia Shikamaru.

- Es cierto -declaró mientras su Byakugan detallaba las reacciones de todos sus oponentes-, tu viejo me hizo decapitar.

Sakura se desató la bufanda, revelando una clara cicatriz en la garganta que le llegaba hasta la nuca.

- Estoy muerta", sonrió, "pero no era el final. Al contrario -sonrió cruelmente, mostrando un diente canino que le faltaba-. Como he dicho antes, era sólo el principio de una nueva vida y una nueva lucha.

- ¿Cómo es posible? -tartamudeó su antiguo sensei, antes de mirar a los ojos negros y escleróticos.

Los ojos de la nukenin eran la prueba de que había sido traída de vuelta por Edo Tensei, aunque su cuerpo había sido quemado para borrar cualquier rastro de que había sido traída de vuelta, pero también para que no pudiera tener un entierro decente, robándole toda dignidad.

Sakura frunció el ceño. Sus borrosos recuerdos se difuminaron al recordar un largo y oscuro corte que rompía el hilo de sus memorias. Un velo negro había caído sobre ella, entre el momento en que vio rodar su cabeza lejos de su cuerpo y el momento en que despertó en un suelo de piedra azulada. Había habido una larga interrupción durante el periodo en que había muerto, pero ella había rellenado los huecos.

- ¿Sabes qué les pasó a mis padres? -preguntó con voz débil, casi llena de pesar.

- Se fueron -contestó Kakashi apresuradamente-. Poco después de tu ejecución -continuó con más calma-, desaparecieron. Nunca se encontró ningún cadáver.

- Es normal -murmuró-. Dieron su vida por mí.

La nada se había difuminado en sus recuerdos, pero lo único que sabía era que había visto a través de los ojos de su salvador.