La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 50: Introspección

Hola a todos.

Aquí tenéis el siguiente capítulo, centrado en los sentimientos de nuestros héroes y heroínas. Me encantaría escuchar vuestras opiniones y comentarios, así como vuestras predicciones para el futuro y posibles parejas. Me encantaría saber lo que pensáis.

Espero que disfrutéis de este capítulo.

¡Feliz lectura!

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Capitulo 50: Introspección

La casa solariega de los Yakumo, construida en el centro de Mayohiga, era una residencia relativamente modesta, aunque muy bien equipada. Todas las habitaciones estaban decoradas con carpintería sencilla y numerosas chucherías.

La sala de recepción, donde se recibía a los invitados, estaba especialmente diseñada para impresionar a los visitantes. Aunque Yukari nunca sintió la necesidad de impresionar a sus visitantes para hacer alarde de su poder -su mera presencia bastaba para ello-, quería que todos los que acudieran a verla se sintieran dominados, aplastados por el lujo que no era más que una pálida representación de su poder. Por no hablar de que el oro y las joyas eran un placer para la vista y, como buena esteta, apreciaba rodearse de cosas bellas.

La luminosa estancia estaba adornada con pequeños candelabros que proyectaban un suave resplandor crepuscular. La luz parpadeaba ligeramente y se reflejaba en las pulidas paredes de mármol verde.

En medio de toda esta pompa y circunstancia, Naruto se quedó quieto, incrédulo, como si su cerebro se hubiera congelado tras la declaración que acababa de hacerle.

La proposición que Rumia acababa de hacerle, delante de él y de su novia, había podido con su ardor habitual.

Rumia había tenido la osadía de repetirle que le quería, pero que comprendía sus sentimientos por Tenten, hasta el punto de que estaría dispuesta a aceptar sólo la mitad de su amor a cambio.

¿Qué clase de persona estaría dispuesta a dar todo su amor a cambio de una fracción de lo que legítimamente podría pedir? se preguntó interiormente el joven yôkai. ¿De verdad Rumia pensaba tan poco de sí misma que estaría dispuesta a aceptar sólo las migajas de los sentimientos de Naruto?

- No me malinterpretes -susurró Tenten, que comprendía el dilema de su novio-. Ella sólo quiere compartir tu atención. Está tan encaprichada que haría casi cualquier cosa por quedarse contigo.

- Puede ser -respondió el rubio-, pero no quiero jugar con ella, ni siquiera con sus sentimientos. Si tuviera que compartir, querría que fuera justo. Pero ya ves, estoy comprometido contigo, te hice una promesa y no pienso echarme atrás. Mis sentimientos por ti son genuinos.

- No estoy cuestionando tus emociones, Naruto-kun -declaró el yôkai de la túnica negra como el hollín-. Sólo digo que aceptaría que Tenten se quedara a tu lado. Podemos llevarnos bien, y estoy segura de que si llegáramos a conocernos, nos caeríamos bien, como chicas.

Yukari sonrió. Naruto era definitivamente un chico, o más exactamente un hombre, con un corazón de oro. Muchos machos habrían saltado ante la oportunidad de vivir en concubinato con dos mujeres devotas, sin preocuparse por sus sentimientos o las dificultades de tal cohabitación.

- No sé qué decirte -tartamudeó la rubia-. Le prometí a Tenten que no le impondría nada y eso es lo que voy a hacer. Ahora somos pareja y la base de una relación sana es evitar las mentiras y querer que el otro sea feliz. Así que mi elección está hecha. Para mí, la felicidad de Tenten está antes que la tuya. Lo siento, Rumia, pero Tenten es mi novia y ella es lo primero.