La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 60: Máscara Rota

¡Hola a todos!

Aprovecho las vacaciones para seguir escribiendo y traeros un segundo capítulo esta semana.

Espero que lo disfrutéis. No dudéis en enviarme cualquier comentario que tengáis.

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capitulo 60: Máscara Rota

Darui respiró aliviado cuando retiró su kunai de la garganta del clon de Zetsu, sacudiendo el arma para expulsar los restos de savia opaca que quedaban adheridos a ella.

- Era el último! exclamó, levantando el arma en señal de triunfo.

Su declaración fue recibida por un estruendoso rugido de júbilo y exclamaciones victoriosas. El shinobi acababa de triunfar y el anuncio del final de esta batalla fue un verdadero alivio.

La Alianza había resistido en este frente, logrando repeler a la mitad del ejército enemigo, acompañado de varios reencarnados, así como del nukenini de Kirigakure, Hoshigaki Kisame. Los shinobi habían sufrido algunas pérdidas, pero muchas menos de las que los estrategas habían previsto inicialmente. La victoria podía haber sido costosa, pero había supuesto un duro golpe para los Akatsuki.

Una risita acompañó la afirmación del ninja de Kumo. El shinobi rubio de piel oscura se volvió hacia Kakuzu, que yacía en el suelo, aplastado por el enorme pie de Akimichi Chôza.

- No es ni mucho menos el último! rió el desertor de cinco corazones.

- Puede que la guerra aún continúe, pero aquí ha terminado -replicó Darui con determinación-. Nos mantuvimos firmes y vuestro ejército ha sido destruido. Incluso los hermanos Kinkaku y Ginkaku han sido acordonados. Incluso recuperamos las armas que nos robasteis.

Por último, aún faltaba el abanico de plátanos que poseía Sakura, ya que la flor del cerezo no estaba presente en este frente. Sin embargo, no iba a hablar de las pérdidas, ni de este fracaso. Se acababa de ganar la victoria y no quería estropear el momento de euforia.

Antes de que Kakuzu pudiera decir otra palabra, un shinobi del equipo de contención se encargó de silenciarlo y sellar su cuerpo. El miembro más antiguo de los Akatsuki había sido finalmente neutralizado.

Sin embargo, contrariamente a lo que había dicho el capitán, las cosas estaban lejos de haber terminado.

Había dejado la cantimplora carmesí desatendida, tirada junto a las demás reliquias, al lado de un montón de rocas fracturadas.

En un remolino de aire, apareció el líder de Akatsuki, abalanzándose sobre la reliquia.

El rubio de piel oscura se giró, pero demasiado tarde. Tobi ya había cogido las armas y les sonreía. Nadie lo había visto venir ni había podido detenerlo.

Tobi desapareció, llevándose consigo la cantimplora en la que estaban sellados los dos hermanos, así como trozos del chakra de Kyûbi.

El nukenin no había dicho una palabra, pero sus ojos entrecerrados parecían brillar con cruel diversión.

El caudillo reapareció a varios kilómetros de distancia, habiéndose cuidado de esconder su botín en la dimensión secreta a la que sólo él podía acceder.

Sin embargo, aún tenía que derrotar a un oponente mucho más duro que estos shinobi de trapo. Yukari Yakumo era una enemiga muy peligrosa y prefería no enfrentarse a ella a menos que no tuviera más remedio.