Capítulo 23: Traiciones

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¡Hola a todos!

Después de una semana muy ajetreada la semana pasada, vuelvo a coger un ritmo más regular. Aquí tenéis el nuevo capítulo, que espero cumpla vuestras expectativas.

Si tenéis algún comentario o sugerencia, os estaré muy agradecida. Gracias a todos los que me apoyáis y leéis mi trabajo. Sois un gran público y saber que estáis aquí, leyéndome y apoyándome, significa mucho para mí. Gracias a todos.

Feliz lectura.

Descargo de responsabilidad: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 23: Traiciones

En el preciso momento en que se celebraban los exámenes finales, los ANBU patrullaban diligentemente los tejados, en busca de cualquier posible amenaza.

Esta inoportuna vigilancia no se limitaba a las fuerzas de seguridad; otros individuos de dudosas intenciones acechaban fuera de los muros. Cerca de Konoha, una figura se posaba tranquilamente en la copa de uno de los árboles más altos, contemplando los edificios familiares, observando con calma el desarrollo de los acontecimientos en la aldea. El extraño que emanaba un aura de ansiedad vestía una capa gris marengo, cuyo monótono color sólo se veía roto por la presencia de ominosas nubes carmesí. El profundo color sanguinolento de los dibujos era el mismo que el de su único iris visible, el resto de sus rasgos ocultos tras su máscara naranja.

- Las cosas van según lo previsto -murmuró con aplomo, dirigiéndose a su compinche oculto en el árbol-. Sin embargo -añadió, sujetándose la barbilla con una de sus manos enguantadas-, tengo serias reservas sobre dejar que Sasuke-kun corra solo hacia Orochimaru.

- Probablemente por eso has llamado a mi señora -respondió obsequiosa una joven de pelo gris, que llevaba un gran sombrero circular azul, como era costumbre entre los altos dignatarios que acudían a la corte de un daimyô-. Una vez que Sasuke huya, lo recuperaremos y, cuando esté bien entrenado, podrá enfrentarse a su hermano. Todo saldrá según lo previsto -añadió melosa-, siempre que cumplas tu palabra, claro. Mi señora debe volver a ser la regente de Nippon y Gensokyo.

El enmascarado moreno gruñó su asentimiento, antes de volver a centrar su atención en las pruebas que tenían lugar en la aldea. Pasaron unos segundos en silencio antes de dirigir unas palabras a su agente blanco.

- No olvides nuestro acuerdo -murmuró la joven, dirigiendo una mirada de disgusto hacia Zetsu-. Si faltas a tu palabra, es más que probable que el pobre Sasuke tenga un trágico final.

En una fracción de segundo, el hombre se puso en pie, giró sobre sí mismo y agarró por el cuello a su cómplice.

- No te atrevas a amenazarme de nuevo, Futsuhime -gruñó, apretando el puño y entrecerrando los ojos con un brillo asesino-. Si no lo haces, tú y toda tu lamentable pandilla de taoístas bien podríais pagar las consecuencias.

Su agarre se tensó aún más mientras el último miembro vivo del clan Mononobe agonizaba, tratando desesperadamente de liberarse de su abrazo, retorciendo sus dedos febriles para aflojar el poderoso agarre del Uchiha enmascarado.

- Recuérdale a tu señora que no se me puede chantajear -exhaló el criminal en tono serio-. Si faltas a tu palabra, Uchiha Madara lo sabrá. Siempre lo sabe, no puedes mentirle, ni siquiera ocultarle lo que realmente eres.

En ese momento, justo cuando los movimientos de la mujer de piel azulada empezaban a flaquear, soltó de repente su agarre, dejando caer a Futo al suelo. El taoísta hipó, escupiendo antes de jadear. Haciendo caso omiso de sus lágrimas, Mononobe no Futo se masajeó la garganta, tragando con avidez el aire que se filtraba en sus ardientes pulmones.

La historia del impredecible shinobi Yakumo NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora