La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 17: Homosexual Maquiavélico

¡Hola a todos!

Como este fin de semana no voy a estar disponible, voy a publicar el nuevo capítulo antes de tiempo. En cualquier caso, aún me quedan unos cuantos por delante.

Espero que disfrutéis de este capítulo, así que no dudéis en comentarme qué os parece.

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 17: Homosexualidad Maquiavélico

Naruto disfrutaba especialmente volviendo a Gensokyo para ver a sus amigos. Aunque se relacionaba con sus compañeros shinobi y con algunas kunoichi, se consideraba ante todo un residente de Gensokyo. Su misión en Konoha bien podía verse interrumpida de un día para otro, así que prefería pasar el tiempo con las jóvenes hadas y yôkai que habían compartido sus juegos desde que tenía seis años.

El joven Yakumo intentó vengarse de Cirno, negándose a dejar impune su último fracaso. Sin embargo, como era su costumbre, sus juegos terminaron exactamente igual que todas las otras veces. Rumia se rió al ver cómo humillaban a su benefactor. Chen sonreía mientras analizaba la estrategia de su hermano, mientras Daiyousei se preocupaba por sus amigos.

El pequeño grupo se divirtió, antes de darse un refrescante chapuzón en las cristalinas aguas del lago. Los cuatro se comportaban como niños, cerca de la hermosa sirena Wakasagihime, que nadaba perezosamente entre dos aguas, subiendo de vez en cuando a la superficie para mostrar sus espléndidas escamas azules.

Mientras la despreocupada multitud se relajaba, la matriarca del clan se ocupaba de asuntos menos lúdicos. Mientras sorbía su té en su estudio, leyendo un documento que la sacerdotisa Hakurei le había entregado, Ran apareció cortésmente y le informó de que uno de los ANBU deseaba verla por un asunto importante.

Perturbada por esta intrusión, la rubia no dio muestras de ello. Dejó tranquilamente su taza antes de suspirar. Yukari se estiró y descruzó las piernas, que empezaban a agarrotarse de estar en cuclillas en su gran silla.

- Hazle pasar -dijo a la kitsune-, y luego déjanos a solas.

Ran se inclinó, en un gesto de respeto y sumisión, antes de salir de la habitación. Unos instantes después, un hombre alto vestido con el uniforme estándar de un asesino de élite entró en el despacho. Aunque estaba entrenado para no mostrar sus emociones e intimidar a los demás con su armadura y sus armas, agradeció su máscara, ya que no pudo evitar quedar impresionado por la lujosa sala de recepción por la que había pasado, antes de entrar en el gran despacho de Yukari.

En su defensa, pocas personas permanecerían impasibles ante una habitación revestida de maderas preciosas, con muebles encargados a los mejores artesanos y adornos de marfil cubriendo los techos. La matriarca lo miró con calma, sentada ante un escritorio elevado.

Esperó unos instantes, sabiendo que el protocolo dictaba que un invitado debía esperar a que el señor de la casa hablara. Yukari hizo que las cosas duraran lo suficiente, sin que el ANBU sintiera que su silencio era una señal de oposición al poder de la Hokage.

- ¿Qué os trae por aquí? -preguntó diplomáticamente, sabiendo perfectamente que aquellas tropas sólo respondían ante el anciano recluido en su palacio-.

- Hokage-sama os ha enviado una citación, en presencia de su consejo. Desea reunirse con usted lo antes posible -especificó, entregándole el mensaje.

La noble yôkai leyó la misiva, con sus ojos ambarinos moviéndose frenéticamente mientras escudriñaba las líneas. Sus párpados se arrugaron, y una vena de su sien comenzó a hincharse.