La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capítulo 32: Experiencias Inhumanas

¡Hola a todos!

Gracias a todos los que me leéis y me apoyáis, me animáis a esforzarme y esto es lo que viene. Espero que lo disfrutéis.

No dudéis en enviarme vuestros comentarios. Feliz lectura a todos.

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 32: Experiencias Inhumanas

Ino observaba en silencio el cielo azul y las nubes que pasaban tranquilamente. Nunca había entendido por qué a Shikamaru le gustaba holgazanear durante horas mirando al cielo y soñando, pero tras semanas de inmovilidad, había empezado a apreciar aquel espectáculo, que le permitía soñar y evadirse de su vida cotidiana.

En su defensa, no había tenido mucho que hacer desde que Temari le había aplastado la espalda durante los exámenes chûnin. Ni siquiera Tsunade había podido hacer nada para curarla, porque aunque había podido reparar los huesos y volver a unir su columna vertebral, no podía volver a unir los nervios. No quería actuar con su chakra en una zona peligrosamente cercana al cerebro, especialmente con el de una Yamanaka, que era extremadamente sensible a las influencias externas, debido a su kekkai genkai.

Desde aquella maldita pelea, la rubia pasaba la mayor parte de sus días en su habitación, atada a su silla de ruedas, dependiendo de su madre para todo lo que antes parecía inofensivo.

Su madre llamó a la puerta, distrayéndola de sus oscuros pensamientos. Los ojos de la rubia se movieron ligeramente hacia la puerta, pues ya no podía controlar su cuerpo por debajo del cuello.

Madame Yamanaka, una elegante mujer de pelo castaño, era aún joven, aunque una leve arruga le surcaba la frente. Entró despacio, obligándose a sonreír a su hija, que observaba el jardín.

- Ino-cherie -llamó en voz baja-, tenemos una invitación para esta noche.

- ¿De dónde y de quién? -preguntó la joven rubia, ligeramente interesada en la idea de hacer algo que no fuera mirar al cielo.

- Es de los Akimichi", respondió su madre, "la comida será en su casa. Estaremos con nuestros amigos y volverás a ver a Chôji y Shikamaru.

- Me niego -cortó Ino secamente, con su negra mirada asesina.

Su madre retrocedió un poco, sorprendida por la violencia que su hija había puesto en sus palabras.

- Ino -murmuró en voz baja, con tono compungido-, no te encierres en ti misma. Por favor, no te aísles ni rechaces a tus amigos.

- No es eso -murmuró la kunoichi de larga melena rubia-, es que no quiero que la gente me vea así. Ya es bastante humillante tener que ser lavada, cambiada, vestida y alimentada como una niña, no quiero que los demás me vean así. No quiero que sientan lástima por mí, que vean que soy incapaz de controlarme, obligada a llevar pañales y tan dependiente que hay que alimentarme como si fuera un bebé.

La esposa del jefe del clan Yamanaka bajó los ojos. Después de aquella pelea, Ino había perdido de repente todo lo que le gustaba, desde la jardinería hasta los entrenamientos con sus compañeras de equipo, por no hablar de ir de compras con su mejor amiga.

- Por no mencionar -escupió Ino, con sus ojos azules brillando con el deseo de matar- que no quiero ver a esa asesina.

La madre, cuyo cuello estaba ceñido por un camafeo, sabía perfectamente que la rubia no había digerido la ejecución de su mejor amiga.