La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 57: Ejército Resucitado

¡Hola a todos!

Os pongo la continuación, con el inicio de la guerra por fin. Espero que os guste.

No dudéis en hacerme llegar vuestras opiniones. ¡Feliz lectura!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capitulo 57: Ejército Resucitado

Lejos de la tierra del hierro, en una de las provincias más septentrionales, había un extraño cementerio. Este lugar aislado estaba cubierto por un espeso bosque, apenas intercalado con algunos pozos y cavernas. Estas redes subterráneas parecían estar protegidas por los huesos de criaturas gigantes, cuyo indecente tamaño parecía disuadir a todos los visitantes.

Era un lugar que parecía abandonado por los propios dioses. El bosque era siniestro y oscuras grietas se adentraban en el mundo, pareciendo resonar con un poder siniestro.

Era lógico que Tobi hubiera establecido su nueva base en este territorio desolado y de mala fama, tras la infiltración de Jiraiya en el laberinto de edificios que conformaban Amegakure.

El nukenin estaba en mitad de sus preparativos cuando sintió que una presencia se acercaba. Un poderoso chakra acababa de atravesar el perímetro de seguridad que rodeaba su escondite.

Tobi desapareció al instante, saliendo al exterior para interceptar al invasor.

Reapareció sobre la espina dorsal huesuda de un monstruo, observando los alrededores. El posible enemigo estaba cerca, oculto bajo una capa de color rojo burdeos, pero apenas se esforzaba por ser discreto. Era como si no se diera cuenta en absoluto, o no temiera ser capturado.

Tobi se lanzó al ataque al instante, cargando contra la figura, empuñando su ancho gunban.

Su oponente esquivó instintivamente, mientras se giraba, mostrando sus gafas redondas y los mechones plateados sueltos que rodeaban su delgado rostro.

- Yakushi Kabuto -saludó Tobi, impertérrito ante el aspecto de aquel embustero-. ¡Eres un traidor de Akatsuki!

Kabuto esquivó la primera serie de golpes del nukenin enmascarado, antes de extender la mano en un gesto tranquilizador.

- No he venido aquí como enemigo -gritó el desertor de rasgos reptilianos-. ¡He venido a ofrecerte una alianza!

- ¿Una alianza?", preguntó Tobi con cierto desdén. ¿Qué podría ganar trabajando contigo?

Kabuto sonrió bajo su capa. Chasqueó los dedos y cuatro ataúdes emergieron del suelo, formando una muralla de roble entre él y el manipulador de Akatsuki.

Los ataúdes se abrieron, revelando su siniestro contenido.

Tobi se quedó paralizado, con su sharingan encendido mientras observaba al hombre de la cola de serpiente sonreír ampliamente.

Ante él estaban Itachi, Sasori, Kakuzu y Nagato.

- Te ofrezco un ejército -añadió Kabuto con una sonrisa-. Con mis tropas inmortales respaldándote, tu victoria está asegurada.

- Interesante -murmuró el enmascarado, pensando en lo que podría ganar con esta colaboración. Pero, ¿qué quieres a cambio?

- ¿A cambio? -graznó la serpiente mientras se reajustaba las gafas, que se le resbalaban por la nariz-. Quiero los compartimentos de Sasuke.

Tobi dejó escapar una pequeña carcajada. No era el sonido pequeño e infantil del impostor que colaboraba con los Akatsuki, sino el de un ser malévolo y decidido.