La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capítulo 21: Un Formidable Entrenador

¡Hola a todos!

Aquí está el siguiente capítulo, como prometí, centrado en Tenten y mi personaje favorito de Perfect Cherry Blossom. ¡Espero que disfrutéis de este capítulo!

Que conste que lo escribí mientras escuchaba el precioso tema The Capital City of Flowers in the Sky. Una versión lenta con piano y violín, creo que es realmente sublime. Transmite una relajante sensación de paz y calma, como un viaje al paraíso.

Gracias a todos los que leéis esto o me dejáis reseñas, me da mucho placer. ¡Feliz lectura!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 21: Un Formidable Entrenador

La final de los exámenes de selección de chûnin fue un acontecimiento muy esperado, ya que se invitó a todo el pueblo a asistir, así como a dignatarios de países lejanos.

Los afortunados finalistas disponían de un mes para entrenarse a fin de dar lo mejor de sí mismos, condición indispensable si deseaban obtener el rango de chûnin. La actuación que se ofrecería también debía ser de gran calidad, para demostrar su adaptabilidad a distintas situaciones, pero también para ofrecer un espectáculo de calidad, con el fin de atraer a posibles clientes que llamaran a shinobis de Konoha y no de otros lugares. El prestigio y el poder estaban íntimamente ligados a la riqueza, era un hecho que nadie ocultaba.

Tenten realmente esperaba que la ascendieran, pues ese reconocimiento a sus méritos sería un motivo de orgullo, pero sobre todo sería una hermosa venganza contra la vida. Había que decir que la morena nunca había sido muy prolija a la hora de mencionar su vida privada y sus compañeros nunca habían insistido en el tema. Neji y Lee sabían perfectamente que el tema de los padres era muy delicado, sobre todo cuando se trataba de algo privado. Tenten odiaba que la trataran como si fuera una cosita frágil de la que había que compadecerse e hizo todo lo que pudo para evitar que la compadecieran. Es más, no tenía ningún deseo especial de gritar a los cuatro vientos que su padre había muerto cuando ella aún era pequeña.

En un principio, la adolescente había elegido convertirse en kunoichi por motivos económicos. Aunque había crecido con cuentos de heroínas y princesas guerreras, no había elegido actuar por gloria, ni por sentido del honor. Ser kunoichi era una profesión que le permitiría ganar dinero rápidamente y ayudar a su madre a vivir. Cuando se había matriculado en la Academia, Tenten había visto su profesión como una fuente de ingresos, nada más. Si había optado por quedarse en Konoha y no convertirse en mercenaria, era porque sabía que se beneficiaría de cierta protección en su aldea, pero sobre todo porque era perfectamente consciente del destino reservado a los traidores. Tenten siempre había querido ayudar a su madre y traicionar a Konoha significaba no sólo la muerte, sino también la deshonra para su familia, por no mencionar el hecho de que no quería destrozar el corazón de su madre e imponerle la idea de una muerte prematura.

Fue durante su estancia en la Academia cuando encontró otra razón para confirmar su vocación.

Uno de los pocos recuerdos que tenía de su padre, aparte de la gran barba y la voz atronadora que parecía alejar cualquier amenaza, era un pequeño cuchillo que le había regalado y que llevaba consigo como un amuleto de buena suerte. Esta baratija era preciosa para la joven, que siempre había admirado el trabajo realizado en las forjas. Encontraba una cierta belleza en la transformación de los metales, en su cambio de color, cuando el acero se volvía rojo antes de calentarse hasta volverse blanco y sus extremos se volvían de un azul intenso durante unos segundos. Su fascinación por la transformación de la materia, cuando alguien da forma al acero para convertirlo en lo que quiere, no ha hecho más que crecer con el paso de los años.