Capítulo 31: El Despertar de un Yôkai

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Hola a todos.

Aquí está la siguiente parte, todavía en Gensokyo. Naruto pretendía disfrutar de sus vacaciones, ¡pero no siempre conseguimos lo que queremos en la vida!

No dudéis en dejarme vuestra opinión.

¡Feliz lectura!

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 31: El Despertar de un Yôkai

El Santuario Hakurei, el mítico lugar que servía de piedra angular de la barrera que rodeaba Gensokyo, no era tan imponente como cabría imaginar. Era un templo pequeño, formado por unas pocas salas de tamaño medio, que rara vez recibía visitas.

Pocas personas tenían tiempo o ganas de ir allí a hacer ofrendas. Es más, los cientos de escalones y el bosque infestado de yôkais tendían a confundir a los pocos humanos lo bastante valientes como para acercarse hasta allí. Así que la visita de toda la familia Yakumo rompía la monotonía de la vida cotidiana.

Reimu tenía que admitir que, aunque apreciaba la paz y la tranquilidad propicias para la oración y la meditación, tenía muchas visitas y eran pocos los momentos en los que podía relajarse y no hacer nada, disfrutando del canto de los pájaros en la cálida brisa.

La joven sacerdotisa casi nunca estaba sola, ya que muchos seres la visitaban con frecuencia, algunos vivían bajo su techo de forma más o menos permanente y los yôkai de la frontera la visitaban regularmente. La única ventaja de una visita de todo el clan Yakumo residía en el hecho de que Yukari no estaría sola, lo que hacía esperar que no se comportara de forma demasiado intrusiva y desvergonzada, para no dar a su clan una desafortunada reputación.

Finalmente, los eternos temores de la miko de larga cabellera azabache se disiparon. Yukari no había jugado a la tentadora que se divertía haciendo sonrojar a Reimu con sus insinuaciones salaces, Ran se había mantenido tan estoica como de costumbre y Chen estaba jugando afuera, en compañía de una sorprendentemente sobria Ibuki Suika.

Naruto había crecido desde la última vez, pero era su carácter lo que había llamado la atención de la miko. El joven incluso había puesto unos cuantos ryos en la caja de donativos. Para él, era algo normal y respetuoso, mostrar su agradecimiento a la mujer que lo acogió bajo su techo.

Y sin embargo, a pesar de que había hecho lo que a él le parecía perfectamente normal, la miko del vestido rojo y el pelo corto y negro parecía mirarle con adoración.

- Muchas gracias -se inclinó la sacerdotisa, tratándolo con una cortesía a la que no estaba acostumbrado por parte de un amigo-.

- No hace falta que me lo agradezcas -se evadió Naruto, sonrojándose levemente-, es natural. Es mi turno de agradecerte por el té.

La sacerdotisa sonrió al rubio que estaba a su derecha, cogió la tetera de porcelana blanca y le sirvió otra taza del oscuro brebaje.

- Hacía mucho tiempo que no te veía -comentó la joven Hakurei-. Empezaba a echarte de menos. Hace más de un año que te fuiste y desde entonces apenas has vuelto unos días.

- Lo siento mucho -se disculpó tímidamente-. He tenido muchos problemas en el mundo shinobi. Las cosas son cada vez más complejas y he estado muy ocupado, siento si te he preocupado.

- Has echado de menos a nuestro pequeño Naruto -sonrió Yukari con un tono ligeramente burlón-. ¡Es tan mono!

- Es el único al que he echado de menos -replicó Reimu con sorna-. Él no es el que irrumpe en las casas de la gente a horas intempestivas.

La historia del impredecible shinobi Yakumo NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora