La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capítulo 25: Urgencias

Hola a todos.

Estoy publicando el nuevo capítulo un poco tarde, lo admito.

He estado muy ocupado este fin de semana. Como sin duda sabéis, Charlie Hebdo sufrió un atentado la semana pasada y, tras este cobarde crimen, no me encontraba en condiciones de concentrarme en el capítulo. Espero que cumpla vuestras expectativas.

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capítulo 25: Urgencias

La identidad del Godaime Hokage había sido revelada hacía sólo unas horas. Su nuevo líder no procedía de un clan antiguo y prestigioso, por muy respetado que fuera, ni era el alumno prodigio de un antiguo kage. Era un shinobi bastante corriente, con una carrera brillante, íntegro y cercano a sus hombres, pero que destacaba por su excepcional inteligencia.

Shikamaru se había quedado tan sorprendido como los demás, aunque su primera reacción había sido suspirar. El nuevo cargo de su padre, que por fin había recibido todas las aprobaciones necesarias, también le convertía en hijo del Hokage. El prestigio de este título se reflejaba en el clan Nara y Shikamaru nunca se había sentido tan rodeado. Por supuesto, sabía distinguir entre sus verdaderos amigos y los aprovechados que se habían acumulado como parásitos.

Desde su primer día en la oficina circular, Shikaku había comprendido que esta responsabilidad no sería un picnic. La pila de papeles dejada por Sarutobi, así como la gestión de los daños causados por la invasión, ocuparían todo su tiempo.

El Hokage, pragmático en extremo, sabía que la aldea necesitaba reponer sus efectivos y llenar sus arcas. También seguía pensando en la petición que le había hecho su viejo amigo. Yamanaka Ino seguía paralítica, y sólo un médico con talento podría devolverle el uso de sus extremidades. Konoha carecía de cirujanos y el hospital estaba desbordado en ese momento.

Había que movilizar a los mejores del país para reforzarlo. Ya era hora de que la legendaria Senju Tsunade regresara. Sus caprichos ya habían durado demasiado.

Se envió un equipo de ANBU para convencerla de que regresara, acompañados en secreto por una tropa de la Raíz. El escuadrón invisible les había sido prestado amablemente por Danzô, que apreciaba cada vez más el escalofriante pragmatismo del hombre que había aceptado el trabajo que había codiciado durante décadas.

Senju Tsunade, legendaria Sannin y nieta del Shodaime Hokage, fundador de Konoha, despilfarraba actualmente su herencia bebiéndola en un bar cercano a la ciudad de Tanzaku Gai. Tras perder una suma considerable en el casino, aunque aún no había saldado sus deudas, la rubia se había emborrachado. Había ahogado sus penas en sake, hasta el punto de que su ayudante tuvo que llevarla en brazos a la cama.

Al día siguiente, hacia el mediodía, Tsunade apenas se había recuperado del dolor de cabeza. La legendaria perdedora gruñó, desterrando su dolor de cabeza con un simple jutsu y filtrando el alcohol de su sangre. Tras recuperar un aspecto decente, decidió almorzar con Shizune en un pequeño restaurante famoso por sus anguilas a la parrilla. Estaba sentada en un reservado, terminando de comer, cuando un shinobi se acercó a su lado.

- ¿Senju Tsunade? la llamó por pura formalidad, reconociendo perfectamente a la rubia del largo abrigo verde.

Ella respondió con un simple gruñido, dando a entender claramente que había oído la llamada, pero que le gustaría terminar su comida en paz, sin ser molestada por esos asuntos que ya no le concernían.

- Deseamos ofrecer nuestras condolencias -murmuró la mujer enmascarada- por la muerte de Hokage-sama.

Tsunade dejó caer los palillos, tragando el último trozo de pescado que tenía en la boca, antes de tomarse la cabeza entre las manos y suspirar. Otra persona cercana a ella había perdido la vida, y todo por culpa de esta aldea maldita.