La historia del impredecible shinobi Yakumo Naruto

Capitulo 56: Herederos de un Pasado Pesado

Hola a todos.

Voy a publicar el resto de la historia. Como esta semana ha habido dos capítulos, este será un poco más corto. Pero espero que lo disfrutéis.

Espero que disfruten leyéndolo, y por favor no duden en hacerme saber si tienen algún comentario o sugerencia.

Disclaimer :Naruto pertenece a Masashi Kishimoto. Touhou Project pertenece a ZUN.

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Capitulo 56: Herederos de un Pasado Pesado

Las naciones shinobi se habían movilizado, listas una vez más para la guerra.

Los shinobi tenían una larguísima tradición militar, así como las capacidades necesarias para sostener un gran esfuerzo bélico. Habían demostrado a lo largo de su historia que eran capaces de todo, desde las acciones más atroces hasta los sacrificios más altruistas, con tal de alcanzar la victoria.

Sin embargo, esta guerra sería diferente. Por primera vez en su historia, los países shinobi se preparaban para luchar juntos, contra un enemigo común. A diferencia de otras guerras, no lucharían entre sí por la supremacía, sino para defender a sus naciones.

El ejército de la coalición se había movilizado, reclutando a todas las fuerzas disponibles y dejando sólo unas guarniciones mínimas para defender los puntos estratégicos. La mayoría de los shinobi se habían reunido en la plaza más grande de Tetsu no kuni, frente al cuartel general que albergaba el mando de la Alianza.

En esta vasta plaza, cuya falta de adoquines y ornamentación habría hecho que Remilia Scarlet olfateara con desdén a estos seres a los que habría descrito como primitivos incapaces de comprender el valor de la pompa y la estética, esperaban los shinobi.

Los guerreros de armas estaban perfectamente alineados. Durante largos minutos, contemplaron el balcón irremediablemente vacío, hasta que la impaciencia pudo con ellos, incitándoles a relajar su disciplina y a hablar entre sí.

Reunir a noventa mil hombres, sobre todo militares de distintos países, era un problema. Estos hombres pertenecían a estados que se habían pasado el último siglo luchando entre sí. Los resentimientos no se arreglaban fácilmente y pronto se oyeron los primeros comentarios desagradables. Les siguieron protestas e insultos.

Cuando las armas empezaban a desenvainarse y estaban a punto de asestarse los primeros golpes, un violento crujido resonó en el aire. Este latigazo resonó en todo el valle, cogiendo a todos por sorpresa.

En ese momento, todas las discusiones y amenazas habían sido interrumpidas por esta llamada al orden. Ligeramente avergonzados por haber sido sorprendidos como niños, los shinobi volvieron a sus posiciones iniciales. Todas las cabezas se volvieron hacia el gran balcón que les dominaba, donde aparecieron seis personas.

Cinco de ellas eran bien conocidas por todos. Los shinobi más famosos y poderosos de cada aldea acababan inevitablemente en el Libro de Bingo de otras naciones y estos cinco habían adquirido tal reputación que se extendía fácilmente más allá de las fronteras de su propia nación.

Los shinobi empezaron a comprender quiénes serían sus líderes. Sabían que ya se habían formado varios regimientos especiales. Según sus últimas informaciones, se trataba de las unidades de emboscada, rastreo, información y apoyo médico. También estaba el escuadrón dirigido por la Mizukage, encargado de proteger a los daimyos de los distintos estados.

Sin embargo, el regimiento de combate aún no había descubierto la identidad de quienes tomarían el mando, es decir, los shinobi que les darían las órdenes.