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—hola amor, ¿cómo estás?
—bien–murmuró dejando la hamburguesa de lado.
—¿seguro? ¿Por qué estás tan a oscuras?
Jason se limitó a emitir un sonido con su garganta.
Dejando mis cosas en la mesa de centro, suspiré y me senté sobre él, acariciando sus hombros, Jason evitaba mirarme y poner atención en la tele.
—Jason, no me ignores–dije picando sus mejillas con mis dedos.
Siguió sin mirarme, me acerqué a él y comencé a repartir besos por todo su rostro.
—¡para!–trato de disimular la sonrisa.
—¿qué tienes? ¿Qué tienes?–preguntaba entre beso y beso.
Trato de quitarme de encima, pero me aferre a su cadera con las piernas, tomando con fuerza su rostro intensifique los besos.
—¡basta! ¡Nena ya basta!
Bajé los besos a su cuello, riendo cuando Jay se removió cual lombriz bajo de mi.
—¡nena! ¡Me haces cosquillas!
Reí aún más sin parar, pero claro, Jason odiaba las cosquillas, y claro, utilizo toda su fuerza para pararme.
Su mano logró capturar mis muñecas y ponerlas detrás de mi espalda, y con su otra mano sobrante rodeó mi cuello alejando mi boca de él.
—dije, basta.
—ulala, qué atrevido señor Todd.
Suspiro aflojando su agarre pero sin soltarme.
—¿ya me dices que tienes?
Tensando la mandíbula desvió la mirada.
—me dejaste solo todo el día.
—aww, mi pobre chico dramático.
Finalmente me soltó para cruzar los brazos y mirar a otro lado.
—¿otra vez cara de enojado? ¿Es que necesitas más cosquillas?
Mi mano pico sus costillas, logrando que se removiera con brusquedad.
—no–dijo señalándome con su dedo.
Suspirando quite su dedo señalador y lo abracé del cuello.
—si sirve de algo, te extrañe.
—¿cuanto?
—mucho.
—¿mucho?
—mucho mucho mucho–dije frotando nuestras narices–además, pase a la panadería y compre tus panes favoritos, podemos ver unas películas y comerlos mientras.
Jason me miro con los ojos chispeando de felicidad, a la vez que su sonrisa se hacía más grande.
—y, pase a Victorias Secrect, compre unos conjuntos de lencería, siento que no se me ven muy bien, tal vez puedas ayudarme con eso más tarde.
—¿por qué no ahora?
—por qué pensé que estabas molesto conmigo–dije fingiendo un puchero.
—eres una bruja manipuladora.
Reí fuerte mientras acariciaba su pecho.
—vamos al cuarto, me comeré mis panes y me modelas.
