Capítulo 6

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Nunca había sufrido tanto durante una ceremonia. Durante horas, me vi obligada a soportar los incesantes abusos de Katari y sus amigos, que se deleitaban humillándome hasta que, finalmente, algo o alguien más capturó su atención y me dejaron en paz.

Aproveché ese momento de descuido y me escabullí hacia las escaleras del patio, un lugar apartado, lejos de miradas curiosas. La lluvia había cesado, y ahora una brisa fresca y agradable mitigaba el calor del sol veraniego haciéndolo más soportable. Me quedé allí, sentada en un escalón, en silencio, mientras observaba el portón vigilado que daba acceso al recinto ideando una forma de salir de allí y volver a casa.

De pronto, una voz interrumpió mis pensamientos:

— ¿Por qué dejas que te provoquen de esa manera?

Me giré para encontrarme de nuevo con aquellos ojos azules. Había algo en él que me atraía de forma inexplicable, como una fuerza magnética que desbarataba mi control. Su mirada estaba fija en mí, penetrante, como si tratara de descifrar algún secreto oculto en mi interior. Nos quedamos así unos minutos, en silencio, examinándonos mutuamente.

— Deberías controlar mejor tus emociones. Eso te hace débil.

— ¿Perdona? — respondí molesta.

Aquel comentario había sido muy maleducado viniendo de alguien que no me conocía de nada.

— No te acerques a ella Connor, es una marginada.

Katari emergió desde detrás del chico, sosteniendo una cerveza. Por la forma en la que se hablaban parecía que se conocieran lo que confirmaba aún más mis sospechas sobre quién era este chico. Connor apartó su mirada de mí por un instante para volverse hacia Katari mientras Qhari y el resto de sus amigos se acercaban.

— ¿Eso era una orden? — la voz de Connor sonó contundente y por primera vez en mi vida vi a Katari agachar la mirada.

— No, claro que no.

— Bien — respondió Connor y añadió con firmeza — Volved a vuestros sitios para la ceremonia. Eso sí es una orden.

La cara de Katari se tornó roja de vergüenza y sin decir nada más, salió de allí seguido por su séquito.

Era él. Ahora estaba claro. Nadie más hablaría a Katari Axnu, el primogénito de un alfa de aquella manera. Nadie más que el primogénito del gran jefe, del alfa de todos los clanes.

En cuanto el grupo de chicos desapareció de nuestra vista Connor se acercó, con tal rapidez que apenas tuve tiempo de reaccionar. Agaché la mirada y permanecí completamente inmovil sin saber qué hacer. Su presencia era abrumadora.

— ¿Qué eres? — su voz profunda vibró cerca de mi oído. Estaba tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo y el ritmo de su corazón. Sus ojos me recorrían con una curiosidad inquietante.

— No soy... nadie — mi voz se quebró, mi confusión y temor se hacían evidentes mientras él se inclinaba más, aspirando el aire cerca de mi cuello y emitiendo un sonido gutural.

Permanecí inmóvil, paralizada por la intensidad del momento, hasta que él finalmente se apartó, dando un paso atrás y preparándose para marcharse.

— Tú también deberías volver a la ceremonia — dijo con un tono serio, dedicándome una última mirada intensa — No puedes esconderte para siempre.

Con esas palabras, se alejó, dejándome con un cúmulo de emociones y preguntas sin respuesta.

Con esas palabras, se alejó, dejándome con un cúmulo de emociones y preguntas sin respuesta

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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora