Capítulo 24

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Connor se agachó, examinando el camino.

— Han pasado por aquí — dijo, con la voz cargada de preocupación — No consigo encontrar el rastro...

Marcus se acercó, y sus ojos recorrieron el lugar con rapidez.

— Por ahí — dijo señalando un camino entre la maleza.

Connor frunció el ceño. Había algunas ramas rotas en el suelo.

— Vamos.

No tardaron mucho más en llegar al círculo de piedras. La luz de las velas parpadeaba débilmente, y mi cuerpo inconsciente yacía en el centro.

Marcus dejó escapar un sonido tan profundo, que las aves de los árboles más cercanos alzaron el vuelo asustadas.

— ¡Qué le habéis hecho! — exclamó enfurecido con los ojos encendidos. Su cuerpo temblaba incapaz de controlar a la bestia que llevaba dentro.

— Claro, genial — dijo Connor interponiéndose delante del moreno — Seguro que a Tayen le encantará que ataques a su familia.

Marcus apretó los puños con tanta fuerza que las venas de sus brazos se marcaron y las garras asomaron bajo los nudillos.

— Si le ha pasado algo por su culpa — dijo entre dientes — Me da igual quienes sean.

Mi abuela y mi madre rodearon mi cuerpo defendiéndome con fiereza.

— ¡No os acerquéis! — gritó mi madre, con la voz llena de determinación — Marchaos.

— No estamos aquí para atacarla — dijo Connor, tratando de mantener la calma — Estamos preocupados por ella. Queremos ayudar.

— ¿Ayudar? — replicó mi abuela, con una mezcla de desconfianza y curiosidad en la voz — ¿Quienes sois?

— Connor, Connor Howard. Y él es Marcus Vannicelli. Tayen es nuestra...

Antes de acabar aquella frase se interrumpió sin saber muy bien cómo explicar qué es lo que éramos.

— ¿Vuestra luna? — le ayudó mi abuela enarcando una ceja.

Connor asintió acercándose un poco más aún con cautela.

— Algo no va bien — respondió — Ambos hemos sentido como nuestro vínculo se debilitaba. Por eso estamos aquí. No queremos perderla.

— No vamos a perderla — intervino Marcus con fiereza — Si está en peligro, haremos lo que sea necesario para traerla de vuelta.

Mi madre y mi abuela intercambiaron una mirada rápida, sus rostros mostraban la misma preocupación que los de los jóvenes lobos. Finalmente mi madre asintió y mi abuela explicó lo que sabían.

— Está tardando demasiado — dijo mi madre, con voz temblorosa — Ha pasado demasiado tiempo en el mundo de los espíritus. Si no vuelve pronto...

— Nuestro poder está ligado al portal — aclaró mi abuela — No podemos extenderlo más.

— Déjenos intentar algo — dijo Connor, dando un paso adelante — Uno de nosotros puede internarse en el mundo de los espíritus para buscarla y traerla de vuelta. Pero necesitamos un anclaje, algo que nos mantenga conectados al mundo de los vivos.

Mi abuela asintió lentamente, comprendiendo la necesidad de actuar con rapidez.

— Muy bien joven, pero será peligroso. Cuando nuestro poder se consuma, este camino quedará sellado.

— Somos conscientes — dijo Connor — pero no tenemos otra opción. Debemos intentarlo.

Connor se volvió hacia Marcus.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora