Connor se agachó, examinando el camino.
— Han pasado por aquí — dijo, con la voz cargada de preocupación — No consigo encontrar el rastro...
Marcus se acercó, y sus ojos recorrieron el lugar con rapidez.
— Por ahí — dijo señalando un camino entre la maleza.
Connor frunció el ceño. Había algunas ramas rotas en el suelo.
— Vamos.
No tardaron mucho más en llegar al círculo de piedras. La luz de las velas parpadeaba débilmente, y mi cuerpo inconsciente yacía en el centro.
Marcus dejó escapar un sonido tan profundo, que las aves de los árboles más cercanos alzaron el vuelo asustadas.
— ¡Qué le habéis hecho! — exclamó enfurecido con los ojos encendidos. Su cuerpo temblaba incapaz de controlar a la bestia que llevaba dentro.
— Claro, genial — dijo Connor interponiéndose delante del moreno — Seguro que a Tayen le encantará que ataques a su familia.
Marcus apretó los puños con tanta fuerza que las venas de sus brazos se marcaron y las garras asomaron bajo los nudillos.
— Si le ha pasado algo por su culpa — dijo entre dientes — Me da igual quienes sean.
Mi abuela y mi madre rodearon mi cuerpo defendiéndome con fiereza.
— ¡No os acerquéis! — gritó mi madre, con la voz llena de determinación — Marchaos.
— No estamos aquí para atacarla — dijo Connor, tratando de mantener la calma — Estamos preocupados por ella. Queremos ayudar.
— ¿Ayudar? — replicó mi abuela, con una mezcla de desconfianza y curiosidad en la voz — ¿Quienes sois?
— Connor, Connor Howard. Y él es Marcus Vannicelli. Tayen es nuestra...
Antes de acabar aquella frase se interrumpió sin saber muy bien cómo explicar qué es lo que éramos.
— ¿Vuestra luna? — le ayudó mi abuela enarcando una ceja.
Connor asintió acercándose un poco más aún con cautela.
— Algo no va bien — respondió — Ambos hemos sentido como nuestro vínculo se debilitaba. Por eso estamos aquí. No queremos perderla.
— No vamos a perderla — intervino Marcus con fiereza — Si está en peligro, haremos lo que sea necesario para traerla de vuelta.
Mi madre y mi abuela intercambiaron una mirada rápida, sus rostros mostraban la misma preocupación que los de los jóvenes lobos. Finalmente mi madre asintió y mi abuela explicó lo que sabían.
— Está tardando demasiado — dijo mi madre, con voz temblorosa — Ha pasado demasiado tiempo en el mundo de los espíritus. Si no vuelve pronto...
— Nuestro poder está ligado al portal — aclaró mi abuela — No podemos extenderlo más.
— Déjenos intentar algo — dijo Connor, dando un paso adelante — Uno de nosotros puede internarse en el mundo de los espíritus para buscarla y traerla de vuelta. Pero necesitamos un anclaje, algo que nos mantenga conectados al mundo de los vivos.
Mi abuela asintió lentamente, comprendiendo la necesidad de actuar con rapidez.
— Muy bien joven, pero será peligroso. Cuando nuestro poder se consuma, este camino quedará sellado.
— Somos conscientes — dijo Connor — pero no tenemos otra opción. Debemos intentarlo.
Connor se volvió hacia Marcus.
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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]
WerewolfCuenta la leyenda que cada mil años nace una luna tan fuerte y salvaje que ningún alfa puede controlarla. Una auténtica líder que amenaza las costumbres patriarcales que han imperado en nuestros clanes generación tras generación. Una luna destinada...