Mi cuerpo seguía temblando nervioso cuando llegamos a casa.
— ¿Qué vamos a hacer? — pregunté mirando a ambos.
— Creo que ahora sí deberíamos hablar con mi padre.... — dijo Connor frotándose la sien — Tenemos que contárselo todo.
Marcus bramó.
— ¿Todavía no te ha quedado claro que tu familia inició esta guerra hace años?
— Mi padre nos ha estado protegiendo de la manada de Ulfric hasta ahora sin hacer preguntas pero ya has visto a Katari. No se va a dar por vencido. No puedo seguir pidiéndole a mi padre que se enfrente a más manadas sin darle una explicación de lo que está pasando.
— ¿Y crees que poner a Tayen en el punto de mira evitará más problemas? — Marcus soltó una carcajada sarcástica — No podemos fiarnos de él.
Connor comenzaba a enfurecerse.
— Te recuerdo que todo esto empezó porque decidiste ser un maldito irresponsable y llevarla a La Guarida. Si hubiéramos pasado desapercibidos tal vez nada de esto habría ocurrido.
Marcus agachó la cabeza y se mordió la parte interior de la mejilla. Vi como apretaba los puños, y como sus garras amenazaban con atravesar la piel de sus nudillos. Tembló. Tembló y respiró soltando el aire con rabia. Connor le había dado justo donde más le dolía y todos lo sabíamos, todos sabíamos que el moreno seguía culpándose por aquello.
Connor rebajó el tono de voz y se giró para mirarme directamente.
— Tal vez mi familia hiciera cosas horribles, no lo voy a negar, pero conozco a mi padre. Nos ayudará cuando conozca la verdad.
Miré a ambos dubitativa. Veía la sinceridad en los ojos de Connor, y si él creía en lo que decía... yo debía confiar también en él.
— Está bien — dije finalmente — Iremos a hablar con tu padre.
Mientras Connor hacía algunas llamadas para avisar de nuestra llegada, aproveché para acercarme a Marcus. Después de aquella noche en el club y el sexo salvaje que habíamos tenido no había sabido muy bien como reaccionar. Marcus había tratado de acercarse más de una vez, pero yo lo había evitado a toda costa, sobre todo delante de Connor. No es que me arrepintiera, pero en cierta forma sentía como si estando con uno engañara al otro. Me sentía una traidora, y no lo podía evitar. Y por absurdo que sonase, ahora que iba a conocer a la familia de Connor, aún sentía que la traición era mayor. No podía postergar aquella conversación más.
— ¿Podemos hablar un segundo? — dije asegurándome de que Connor seguía distraído al teléfono.
— Claro, preciosa — dijo Marcus con una sonrisa arrebatadora tratando de dejar a un lado aquel sentimiento de culpa que le ensombrecía la mirada.
Me sonrojé. Las insinuaciones de Marcus desde aquel día eran más que evidentes. No sabía cómo empezar. Me temblaba la voz y las manos me sudaban, así que decidí soltarlo de golpe antes de que las palabras se me atragantaran.
— Creo que es mejor que ciertas cosas no se repitan. Me refiero a — noté como mis mejillas se sonrojaban incapaz de pronunciar las siguientes palabras.
Marcus entendió enseguida a qué me refería.
— Creía que habías disfrutado.
— Sí, claro. Estuvo bien — me moría de la vergüenza.
— Bien... — repitió Marcus enarcando una ceja — ¿Sólo bien?
— Muy bien — me apresuré a corregir. Dios me había encantado, pero ese no era el punto que trataba de hacer ahora — Simplemente creo que es mejor que no se repita. Me alegro de que podamos ser... — traté de buscar la palabra adecuada — Amigos — dije finalmente.
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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]
Kurt AdamCuenta la leyenda que cada mil años nace una luna tan fuerte y salvaje que ningún alfa puede controlarla. Una auténtica líder que amenaza las costumbres patriarcales que han imperado en nuestros clanes generación tras generación. Una luna destinada...