Capítulo 44

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El sol de la mañana ya comenzaba a calentar la tierra cuando salí del castillo y me dirigí al campo de entrenamiento. El aire fresco traía consigo el olor a hierba recién cortada, pero también el sonido de un alboroto que no era habitual. Aceleré el paso, mientras mi curiosidad iba aumentando con cada grito y vitoreo que se escuchaba. Cuando llegué al campo, vi un grupo de guerreras y miembros de la manada de Theron agolpados en un círculo cerrado.

Me acerqué, abriéndome paso entre las guerreras de las Hijas de la Luna, que gritaban y animaban, sus ojos llenos de emoción por lo que estaba ocurriendo en el centro del círculo. En cuanto localicé a Erandi entre la multitud, me acerqué a ella rápidamente.

— ¿Qué está pasando? — le pregunté, con el ceño fruncido.

Erandi rodó los ojos con un gesto de exasperación.

— Cosas de chicos, supongo — respondió, señalando hacia el ring improvisado en el centro del campo — Cuando llegué ya estaban en esto.

No me hizo falta más explicación. Hice un gesto para que me dejaran pasar y empujé suavemente entre los cuerpos hasta llegar a la primera fila. Cuando finalmente tuve una vista clara, entendí el alboroto. Allí, en el centro, Connor y Nanuk luchaban cuerpo a cuerpo, sin armas. Los dos estaban empapados de sudor, sus cuerpos tensos y concentrados. Sin embargo, no podía pasar por alto un detalle importante: Nanuk tenía claramente la ventaja. Era más rápido, más ágil y esquivaba cada uno de los movimientos de Connor con una facilidad que solo lo frustraba aún más.

Mis ojos se entrecerraron mientras observaba la escena. ¿Qué diablos están haciendo? me pregunté para mis adentros.

Decidí rodear el grupo para ver si Marcus también estaba en medio de este caos. Después de unos segundos, lo vi, sentado en el suelo, sin camiseta y completamente sudoroso, su pecho subiendo y bajando pesadamente mientras trataba de recuperar el aliento.

— ¿Qué diablos está pasando? — le pregunté, claramente irritada — ¿Tú también has luchado?

Marcus soltó un gruñido, su mirada algo avergonzada pero también divertida.

— ¿Luchado? — protestó, pasándose una mano por el pelo desordenado — Más bien me han dado una paliza.

Lo miré con sorpresa y luego volví la vista hacia el ring, donde Connor seguía intentando golpear a Nanuk, cada vez más frustrado. Nanuk, por su parte, se movía con una gracia casi sobrenatural, esquivando cada ataque con una facilidad desconcertante.

— Y parece que Connor va a ser el siguiente — añadió Marcus con una risa amarga, sacudiendo la cabeza.

— ¿Qué intentáis demostrar? — pregunté enfurecida.

— No sé — el moreno se encogió de hombros — Pero claramente no está sirviendo de mucho.

Mis ojos se fijaron en Connor. Aunque estaba agotado, se negaba a rendirse. Lo conocía lo suficiente como para saber que su orgullo le impediría dar marcha atrás, incluso si eso significaba terminar derrotado frente a todo el mundo.

Ya había visto suficiente.

Me acerqué al círculo de combate, abriéndome paso con determinación. Connor y Nanuk frenaron por un segundo, sorprendidos por mi aparición.

— Me toca — dije con firmeza apretando las vendas alrededor de mis manos mientras miraba directamente a Nanuk.

Connor me miró confundido, su respiración pesada. Nanuk también parecía desconcertado, aunque su mirada mostraba una ligera curiosidad.

— ¿Qué? — preguntó Connor, aún sin entender.

— Dije que me toca — insistí, cruzándome de brazos.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora