Capítulo 16

451 52 2
                                    

Esperé pacientemente a que la mayoría de los estudiantes abandonaran los pasillos de la facultad y me despedí de mis amigos para poder quedarme a solas con Connor.

— Luego me cuentas — me susurró Mara al oído mientras se despedía con un abrazo y me guiñaba un ojo.

Como si pudiera, pensé para mí.

En cuanto se marchó me acerqué a Connor que me esperaba con el semblante serio y los brazos cruzados sobre el pecho. La intensidad de su mirada era tal que sentí cómo mi estómago se contraía en un nudo. Sabía que esta conversación era inevitable, pero eso no me daba más fuerzas. Al fin y al cabo, Connor era el hijo del gran jefe alfa, su presencia imponía tanto como su título, y yo, bueno, yo era simplemente yo.

— Connor — lo saludé con voz firme, tratando de ocultar el temblor interno que sus ojos avivaban.

— Tayen — respondió él, su voz era firme y controlada — Quiero que me aclares qué fue lo que ocurrió en la ceremonia de emparejamiento.

Asentí, sabiendo muy bien a qué se refería. La última vez que nos vimos, yo había sido expuesta delante del cónclave de manadas y el alfa de mi clan había declarado que yo no era una luna, que no me había transformado. Ningún lobo en su sano juicio se habría vinculado conmigo y mucho menos el hijo del gran jefe alfa. Pero aquí estábamos, y de alguna manera inexplicable, ambos compartíamos un vínculo que ninguno había elegido.

— Yo no te escogí. No acepté este vínculo — comenzó diciendo, con el ceño fruncido en confusión — No entiendo cómo esto, lo que quiera que sea, ha pasado. Hace años que se me designó una compañera, una luna fuerte que lleva preparándose toda su vida para ser la pareja de un futuro líder.

Sentí que sus palabras estaban cargadas de reproches, expectativas frustradas, tradiciones que él no estaba dispuesto a ignorar. Como si aquello fuese mi culpa. Como si yo, de alguna manera, hubiese burlado el poder milenario de los machos de elegir sus vínculos. Pero ¿y si lo había hecho? Traté de alejar aquel pensamiento de mi cabeza. No sabía si mi mente estaba libre de sus injerencias. De todas formas yo ni siquiera me había inscrito para aquella estúpida ceremonia, fue su padre quien... Mis pensamientos se pararon de golpe.

— ¿Le dijiste a tu padre que yo no me había inscrito?

Aquella pregunta pilló a Connor por sorpresa.

— ¿Qué?

— Eso — insistí en mi pregunta — Cuando te cruzaste conmigo antes de que diera inicio la ceremonia me recriminaste no haber estado en la inscripción. Y luego me pareció ver que te conectabas con tu padre justo antes de que él me sacara de entre la multitud. Le dijiste que no me había inscrito y él me obligó a participar.

— ¿Qué tiene eso que ver? — respondió poniéndose a la defensiva — La ley obliga a todas las mujeres en edad de emparejarse a participar en la ceremonia. Sólo cumplía con mi deber.

Dejé escapar una carcajada. Osea que yo tenía razón. Él había sido quien había alertado a su padre así que en resumidas cuentas por su culpa Katari y Qhari me habían dado una paliza de muerte, un aterrador lobo negro me estaba buscando, me había tenido que separar de mi familia y ahora para colmo lo tenía aquí enfrente reprochándome por qué teníamos este maldito vínculo. Comencé a sentir como me llenaba de rabia por dentro.

— Bueno pues muchísimas gracias por cumplir con tu deber. Ya ves lo bien que te ha salido — respondí con frustración.

Connor me miró furioso.

— Yo no te escogí — repitió.

— Ya te he oído la primera vez — respondí — Yo tampoco tengo ninguna intención de mantener este vínculo. Nunca lo pedí. Pero honestamente, no sé cómo deshacerme de él. Así que si tienes alguna sugerencia...

Él me miró intensamente, evaluando mis palabras, sin ser capaz de aceptar la situación anormal en la que ambos nos encontrábamos.

— No... — su mirada se intensificó escrutando mi rostro con detenimiento — ¿Hay algo más que no me estás contando? ¿Algo que podría explicar esto?

La rabia que había sentido se disipó de golpe y se convirtió en temor. Joder. Le estaba hablando al hijo del gran jefe alfa. ¿Y si descubría que efectivamente había algo que no le estaba contando? Mis piernas comenzaron a temblar. Podía notar su mente tratando de acceder a la mía, a mis recuerdos, mis pensamientos. Intenté bloquearlo, expulsarlo. Mi secreto, la verdadera naturaleza de mi transformación y los peligros que conllevaba, era algo que no podía revelar, no sin poner en riesgo a mi familia y a mí misma.

Me armé de valor una vez más para contestar.

— ¡Basta! Sal de mi cabeza.

Noté como Connor retiraba su mente de la mía.

— No tengo nada que ocultar que pueda explicar lo que ha pasado — mentí, manteniendo mi mirada fija en la suya, aunque por dentro, el temor se acrecentaba — Quiero deshacer esto tanto como tú pero no tienes derecho a invadir mi intimidad. Al menos respeta eso hasta que encontremos la manera de desvincularnos.

Connor pareció reflexionar sobre mis palabras. Aunque su postura seguía siendo rígida, el tono de su voz sonó un poco más conciliador.

— Está bien. Pero mientras logramos entenderlo nadie más debe enterarse. Por el bien de nuestras manadas y por el nuestro. Este vínculo... si es real, es irrompible según nuestras leyes. No se puede simplemente deshacer porque no sea "conveniente" — dijo finalmente, con un matiz de resignación en la voz.

— Estoy de acuerdo — dije, aunque pensaba romper mi palabra en cuanto me deshiciera de él para pedir ayuda a mi madre — De momento será mejor que seamos discretos.

Connor asintió lentamente.

— Me quedaré por aquí mientras conseguimos respuestas — acordó — Cualquier cosa que se te ocurra quiero saberlo.

— Por supuesto — respondí y luego añadí — Una cosa más. Mis amigos no pueden sospechar nada. Así que te agradecería que no aparecieras más por mis clases.

Asintió de nuevo. Me dedicó una última mirada, seria, penetrante. Y luego se marchó dejándome allí plantada.

Mientras se alejaba, el peso de la conversación se asentó sobre mis hombros. Sabía que había evitado momentáneamente revelar mi mayor secreto, pero también sabía que la verdad era una criatura escurridiza que, tarde o temprano, encontraría su camino hacia la luz. Tomé aire y corrí a casa. Necesitaba hablar con mi madre urgentemente. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora