Capítulo 51

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Una tarde, mientras revisaba algunos libros en la biblioteca, Helga se acercó a mí con un objeto en las manos, envuelto en un paño oscuro. Sus ojos, brillaban con una intensidad nueva, una mezcla de emoción y una pizca de temor.

— Tayen, encontré algo que creo que podría ayudarte — dijo con voz seria, extendiéndome el bulto.

Me detuve, dejando a un lado las provisiones que organizaba, y tomé el objeto envuelto. Al desenrollar el paño, un libro antiguo apareció, sus tapas de cuero estaban desgastadas por el tiempo, llenas de marcas y arrugas. Parecía haber sobrevivido siglos de historia.

— ¿De dónde lo sacaste? — pregunté, mi curiosidad despertándose de inmediato.

— Había olvidado que lo teníamos — dijo negando como si se riñera a sí misma — Estaba en los archivos del viejo santuario. Durante generaciones, ha estado guardado bajo llave. Lo encontré ayer, mientras buscaba cualquier información sobre las antiguas lunas alfa. Y cuando lo abrí... sabía que este libro tenía que llegar a tus manos.

Tomé el grimorio con más cuidado del que había tenido nunca con un objeto. Sentía su antigüedad en mis dedos, su peso como si no fuera solo un libro, sino una puerta hacia algo mucho más grande, algo que nos podría cambiar para siempre.

Nos sentamos juntas cerca del fuego, el calor reconfortante en contraste con el frío que se colaba en mis huesos. Helga permaneció a mi lado mientras comenzaba a hojear el libro, observando los intrincados símbolos y textos antiguos que cubrían cada página.

— Mira esto — dijo, señalando una de las primeras páginas. Las runas parecían arcaicas, pero Helga, pudo descifrar algunas palabras.

A medida que avanzábamos, descubrimos fragmentos de rituales, descripciones de antiguas ceremonias, y hechizos olvidados. Helga me ayudaba a descifrar lo que podíamos, aunque muchas de las páginas parecían estar escritas en lenguas perdidas o códigos indescifrables. Sin embargo, todo lo que logramos traducir me dio una sensación extraña, como si estuviera conectada de alguna forma a esas palabras escritas hacía siglos.

— Este grimorio contiene todo lo que necesitamos — murmuró Helga, con un tono de reverencia — Habla de los poderes de las lunas alfa, de los ritos ancestrales que pueden transformar la esencia de quien los lleva a cabo.

Pasé mis dedos por una página que captó especialmente mi atención. A diferencia de las otras, esta parecía brillar bajo la tenue luz del fuego, como si el texto mismo respirara poder. Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras leía en voz baja.

— Este rito... — comencé a decir, pero me detuve, con la voz temblando ligeramente.

Helga frunció el ceño, inclinándose para leer sobre mi hombro. Su expresión cambió de inmediato al comprender lo que estaba escrito.

— ¿Qué es? — pregunté, aunque su tono ya indicaba que sospechaba la respuesta.

— Este rito tiene el poder de... transformarte — dijo finalmente, incapaz de apartar la vista de las palabras . De convertir a una luna alfa en una fuerza imparable, algo que podría derrotar cualquier amenaza que se nos presente.

Helga se enderezó, y pude notar la preocupación en su rostro.

— Pero hay un precio, ¿verdad? — pregunté con cautela, como si ya conociera la respuesta.

Asintió lentamente, sus ojos aún fijos en el texto antiguo.

— Dice que la luna alfa que lo realice deberá renunciar a una parte esencial de sí misma — continuó, con la garganta seca — Su humanidad... o su capacidad de transformarse.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora