Capítulo 33

337 41 9
                                    


— ¿Connor? ¿Marcus? — dije aún abriendo los ojos cuando noté que unas manos me sacaban de la cama.

De repente, unos hombres de aspecto extraño aparecieron ante mi en el dormitorio. Eran al menos una docena. Llevaban máscaras talladas con forma de lobo y símbolos pintados en sus torsos desnudos. Su presencia era perturbadora, y el aire parecía volverse más pesado a su alrededor. Noté que mis sentidos aún estaban embotados y mi cuerpo no respondía a mis movimientos.

—¿Qué... qué me habéis hecho? —logré murmurar mientras me sacaban a rastras de la habitación.

Intenté resistirme, pero lo que sea que me habían dado me había dejado debilitada, incapaz de luchar.

Recorrimos varios pasillos mientras los hombres que me llevaban entonaban cánticos guturales cuyas palabras no lograba comprender. Finalmente llegamos a una amplia sala dominada por un altar de piedra, cubierto de velas y símbolos arcanos.

Había más personas allí, todos hombres. Algunos con máscaras, otros sin ellas. Pude reconocer los rostros de algunos de los alfas que habían venido estos días. Y en medio de todos ellos estaba Malcom, con su figura imponente y sus ojos brillando con una mezcla de deseo y poder. Me llevaron hasta el centro de la sala y entre varios de aquellos hombres me colocaron sobre el altar para luego colocarse a nuestro alrededor en un círculo macabro.

Malcom se acercó entonces a mí, y con su mano acarició mi rostro con tanto deseo que sentí ganas de vomitar.

— No sabes cuantos siglos mi familia ha esperado de nuevo este momento — susurró acercándose a mi oído — Finalmente estás donde debes estar, Tayen. Juntos, perpetuaremos un linaje que nadie podrá derrotar.

— Suéltame ahora mismo — dije tratando de mostrar fiereza aunque mi voz fue apenas audible — Estoy vinculada con tu hijo — dije tratando de apelar a lo que fuera que pudiera servirme en aquel momento — Tú más que nadie deberías respetar las reglas, sin ellas la manada no puede sobrevivir.

Malcom ignoró mis palabras.

— Las mujeres de tu familia fueron leyendas en nuestro mundo — dijo mientras los enmascarados a mi alrededor continuaban con los preparativos — ¿Sabes por qué mi familia ha sobrevivido tanto tiempo en el poder? Porque hemos hecho lo que hiciera falta para mantenernos aquí. Y ahora tú tienes un legado que mantener. Si eres la que menciona la profecía, juntos seremos imparables.

— Estás loco — dije mientras unas lágrimas escapaban de mis ojos.

— Mi hijo no tiene lo que hay que tener y ese otro lobo con el que dices haberte vinculado, un solitario... — dejó escapar una carcajada — Demasiado vulgar. Y tú querida, eres demasiado especial para eso. Demasiado exquisita. ¿Acaso no soy digno de tu respeto ni de tu admiración? Eso es porque no me conoces de verdad. En este mundo, yo soy la ley, y los míos seguirán siendo la ley durante miles de años.

Uno de los hombres enmascarados se acercó a mí con una daga. El pánico se apoderó de mí.

— No... — murmuré débilmente, tratando de contactar con Connor y Marcus a través de nuestro vínculo. Pero no había respuesta. Era como si nuestros lazos hubieran sido cortados.

Intenté apartarme, pero mis fuerzas me fallaron. El enmascarado tomó mi mano. Noté el frío metal cortarme la piel y luego el dolor agudo. Envolvió mi mano con la suya haciéndome apretar el puño y las gotas de sangre cayeron por mi muñeca hasta un cáliz dorado. Luego aquel hombre se colocó frente a Malcom y repitió el procedimiento, haciendo que nuestra sangre se mezclara mientras el resto entonaba un macabro cántico a nuestro alrededor.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora