Capítulo 32

341 39 6
                                    

El día siguiente comenzó con una actividad frenética en la enorme mansión. Líderes y emisarios de las grandes manadas continuaban llegando, y el castillo se preparaba para una gran fiesta en honor a nuestra ceremonia de vinculación. Los preparativos estaban en marcha en cada rincón, y el bullicio era palpable.

Desde temprano, fui escoltada por guardias designados por Malcom, quienes me seguían a todas partes. Malcom insistió en que era por mi seguridad, dada la presencia de tantas figuras importantes y el riesgo potencial de algún conflicto. Sin embargo, no podía sacudirme la sensación de que había algo más detrás de su excesiva protección.

Connor fue reclamado constantemente para atender asuntos oficiales. Su padre lo mantenía ocupado con reuniones y discusiones sobre estrategias y alianzas. Apenas tuve tiempo de hablar con él, y la distancia comenzaba a afectarme. Marcus, por otro lado, parecía estar bajo una vigilancia aún más estricta. Cada vez que intentaba acercarse a mí, era interceptado por algún emisario o guardia con alguna excusa para mantenerlo alejado.

— ¿Te has dado cuenta de que estamos prácticamente enjaulados? — me susurró Marcus en uno de los pocos momentos que logramos pasar juntos en el jardín.

Asentí, mirando a nuestro alrededor para asegurarme de que nadie nos escuchaba.

— Lo sé. Malcom dice que es por nuestra seguridad, pero no puedo evitar sentir que hay algo más.

— No confío en él. Y tampoco deberías hacerlo tú preciosa — dijo Marcus, su voz cargada de preocupación.

Antes de que pudiera responder, uno de los guardias se acercó y nos informó que Malcom quería verme. Marcus soltó un gruñido de frustración mientras me acompañaban de vuelta al interior del castillo.

El gran jefe me recibió en su estudio. Me ofreció una sonrisa que me puso los pelos de punta.

— Tayen, me alegra verte — Su voz era suave, casi seductora — Quería mostrarte algo especial.

Me llevó a una sala adyacente, donde colgaba un enorme tapiz que representaba la historia de los hombres lobo. Señaló una escena en particular que mostraba a un gran jefe con una mujer a su lado, rodeados de lobos en actitud reverente.

— Este es uno de mis ancestros, el primer gran jefe que unificó las manadas — dijo, sus ojos fijos en el tapiz — Y esta mujer a su lado era una Luna Alfa, como tú. Juntos, habrían logrado lo que nadie había conseguido antes: la paz y la prosperidad de nuestro pueblo.

Me volví hacia él, tratando de mantener la calma.

— Pensé que las grandes guerras lideradas por tus antepasados fueron las que acabaron con las Lunas Alfa.

Malcom volvió a sonreír.

— La historia está llena de contradicciones. La unión de ambos no fue bien vista por todos los miembros de las manadas aliadas. Demasiado poder concentrado en una sola familia. La paz tras las guerras aún era frágil y esa grandiosa unión no pudo culminarse. Pero todo lo que querían construir, todo lo que soñaban... es una historia impresionante.

Malcom se acercó más, su mirada intensa.

— Y ahora que sabemos que el linaje no está extinguido... esa historia podría volver a repetirse. Tayen, tu linaje es poderoso, y con mi guía, podríamos hacer grandes cosas.

Sentí un nudo en el estómago. Su proximidad y la insinuación en su voz me hacían sentir incómoda.

— Estoy segura de que Connor estará muy agradecido de que nos ayudes a construir esa paz de la que hablas. Todos tenemos el mismo objetivo, proteger a las manadas. Me alegra saber que podemos contar contigo para asegurar la seguridad y bienestar de todas ellas.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora