Capítulo 53

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El sol del mediodía caía a plomo sobre el campo de entrenamiento. El calor era sofocante, pero eso no me detenía. Había pasado las últimas semanas dedicada en cuerpo y alma a mis entrenamientos, practicando con distintas guerreras de las Hijas de la Luna, perfeccionando mi técnica y aumentando mi resistencia. Me concentraba en cada golpe, en cada esquiva, tratando de mantenerme en perfecta sintonía con mis compañeras.

De repente, sentí una mirada fija en mí. Al levantar la vista, vi a Connor apoyado contra un árbol cercano, observándome con una mezcla de interés y admiración. Sonreí para mis adentros, preguntándome cuánto tiempo llevaría allí.

— ¿Piensas quedarte ahí mirándome embobado o piensas unirte?

— La verdad es que estaba disfrutando del espectáculo.

— ¿Por qué no vienes aquí y así lo ves desde más cerca?

Connor se separó del árbol y se acercó con la mirada fija en la mía.

— ¿Estás segura de que quieres que me una? — dijo con una sonrisa juguetona — No quiero hacerte quedar mal delante de tus nuevas amigas.

Las jóvenes guerreras se rieron, pero yo lo miré con desafío haciéndole un gesto para que se colocara.

— Vamos Connor. Muéstrame lo que tienes — respondí preparándome para el combate.

La Hija de la Luna que estaba entrenando conmigo sonrió y le hizo un gesto a sus compañeras para que nos dejaran a solas. Connor comenzó a desabrocharse la camisa.

— Espero que tengas clemencia conmigo. — dijo bromeando.

Lo miré divertida mientras estiraba sus músculos tratando de calentar un poco.

— Intentaré no hacerte mucho daño. — respondí guiñandole un ojo.

Nos colocamos en el centro del círculo, ambos en posición de lucha. Comenzamos despacio, probando nuestras fuerzas con movimientos medidos. Connor lanzó el primer golpe que esquivé fácilmente, devolviendo un golpe que él también esquivó.

— Nada mal Tayen — dijo, sus ojos brillando con diversión — Pero vas a tener que esforzarte más que eso.

— No te preocupes, no he hecho más que empezar — respondí lanzando una serie de golpes rápidos que él bloqueó con habilidad.

La lucha se intensificó, nuestros movimientos volviéndose más rápidos y precisos. Cada golpe, cada defensa, era una danza de fuerza y destreza. Sentía la adrenalina correr por mis venas, y la atracción entre nosotros se hacía cada vez más palpable. Sus músculos se tensaban y relajaban con cada movimiento, y no pude evitar admirar su cuerpo atlético y poderoso.

— ¡Eres rápida! — dijo sin aliento mientras bloqueaba uno de mis golpes y trataba de barrerme los pies.

— Y tú eres fuerte — respondí, saltando para evitar su barrido y lanzando un puñetazo que él desvió con una sonrisa.

Finalmente, Connor se lanzó hacia mí, y en un rápido movimiento, me atrapó, rodeándome con sus brazos. Sentí su calor, su respiración acelerada y la fuerza de su agarre.

— Te tengo — susurró con voz ronca cerca de mi oído.

— ¿Estás seguro? — dije girando mi cuerpo de manera que lograra zafarme de su agarre y volteándolo para inmovilizarlo a él — Porque parece que soy yo quien te tiene.

Connor rió y antes de que pudiera reaccionar usó su fuerza para liberarse y volver a atraparme. Nos quedamos así por un momento, nuestras miradas fijas, nuestras respiraciones acompasadas.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora