Capítulo 45

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Connor fue el encargado de realizar la llamada a su padre. La conversación fue extremadamente tensa y fría. Podía notar la incomodidad de Connor a través de nuestro vínculo, pero al final se mantuvo firme en su papel y lograron acordar el encuentro. Martha's Vineyard, en tres días. Un lugar neutral, con suficiente espacio y privacidad para que la reunión se realizara sin interrupciones... o sin testigos.

Cuando Connor colgó, lo vi exhalar lentamente, como si hubiese estado conteniendo la respiración durante toda la llamada. Me acerqué a él, poniéndole una mano en el hombro. Él no me miró, solo asintió con la cabeza, sabiendo que el peso de lo que acababa de hacer afectaría a todos nosotros.

— Está hecho — dijo en voz baja — Espero que no nos estemos equivocando.

Las palabras resonaron en la habitación. Todos éramos conscientes de que, con Malcom, la traición siempre era una posibilidad. No podíamos confiar en que él cumpliera su palabra, y mucho menos después de todo lo que había hecho. Sin embargo, era nuestra mejor oportunidad para evitar una guerra. Si había una mínima posibilidad de resolver esto pacíficamente, teníamos que aprovecharla.

Durante los tres días siguientes, la atmósfera en Boldt Castle fue intensa. El castillo estaba lleno de actividad, hombres y mujeres yendo y viniendo mientras se ultimaban los detalles del plan. Las tres manadas —las Hijas de la Luna, la manada de los Bosques Profundos y la de Groenlandia— trabajaban en conjunto, cada una aportando sus fortalezas con el fin de contribuir a la estrategia como, pues el objetivo final era sólo uno: protegerme a toda costa.

Las reuniones comenzaban desde temprano en la mañana y se extendían hasta altas horas de la noche. En los amplios salones del castillo, Selene, Theron, Tulok y los miembros de los consejos de cada manada se reunían alrededor de mapas desplegados en grandes mesas de madera, discutiendo las mejores rutas, las posiciones de vigilancia y las medidas de seguridad que garantizarían que la reunión no se convirtiera en una trampa mortal.

Tulok, el líder de la manada de Groenlandia, y su hijo Nanuk habían estado trabajando con sus hombres para asegurarse de que su viaje por mar fuera seguro.

— Debemos salir lo antes posible — dijo Tulok al final del primer día, su voz profunda resonando en la sala — Navegaremos desde aquí, a través del río San Lorenzo, bordearemos Nuevo Brunswick y luego Nueva Escocia hasta llegar a la isla. El trayecto nos llevará dos días y medio, aproximadamente. Necesitamos tiempo para establecer una línea defensiva en el agua y asegurarnos de que Malcom no puede traer refuerzos desde el mar.

— Mantendremos contacto en todo momento — añadió Nanuk, con la vista fija en los mapas — No nos arriesgaremos a perder comunicación. Si detectamos cualquier cosa sospechosa, estaréis informados al instante.

La manada de Groenlandia tenía un papel crucial en la operación. Serían los ojos y oídos en el agua, vigilando cualquier movimiento hostil. Sabíamos que Malcom tenía aliados poderosos, y no podíamos permitir que llegara a la isla sin que nosotros lo supiéramos.

Por su parte Theron, junto con Selene, organizaron a sus respectivas manadas para que cubrieran el terreno por tierra.

— Iremos en coche — dijo Theron, señalando varias rutas en los mapas — No solo vigilaremos la carretera, sino que también nos infiltraremos en la zona. Algunos de nuestros hombres se colocarán estratégicamente en los alrededores de la isla. Aquí y aquí. Si algo va mal, lo sabremos de inmediato y actuaremos.

— Mis hermanas se asegurarán de que no haya sorpresas desde el aire — agregó Selene, con tono decidido — Cubriremos las posibles zonas de aterrizaje. Aquí, aquí y aquí. No habrá lugar para que nos embosquen sin que lo detectemos.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora