Capítulo 47

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A su alrededor, el infierno se desataba mientras la batalla continuaba, cada vez más intensa. Pero lo único en lo que podían pensar era en la mujer que amaban, en el peligro en el que estaba. Y sabían que el tiempo se les acababa.

Connor apretó los dientes con fuerza, con una mezcla de desesperación y rabia mientras sentía el peso de la situación aplastándolo.

— No podemos dejar que eso pase — su voz era grave, controlada, pero los destellos en sus ojos revelaban su desesperación — No otra vez.

La madre de Tayen, a su lado, también había visto el helicóptero.

— ¡Tenemos que entrar ya! ¡No hay tiempo!

— La puerta no cede... — gruñó Marcus mientras volvía a golpear la entrada con todas sus fuerzas, pero el grueso material parecía resistir todo lo que le lanzaban.

Los tres, jadeando por el esfuerzo, sabían que no podrían perder ni un segundo más. Arriba, sobre el tejado, ya se veían algunas sombras moverse. Estaban listos para escapar.

— ¡Tayen! — gritó Connor desesperado hacia el interior, como si esperara que, de algún modo, ella pudiera escucharles.

Pero no hubo respuesta. Tayen no podía escucharlos, y eso les aterrorizaba. Connor cerró los ojos un segundo, concentrándose en el vínculo que había intentado sentir antes, pero seguía bloqueado. Sabía que algo andaba mal. Sentía la ausencia de Tayen, su vacío. Malcom había hecho algo, estaba claro.

— ¡Mierda! — Marcus lanzó un puñetazo a la pared cercana, resquebrajándola, pero no era suficiente.

— ¡Por el lateral! — dijo la madre de Tayen de repente — Hay una ventana en el segundo piso que da al tejado. Si conseguimos entrar por ahí, podremos interceptar el helicóptero.

Connor asintió rápidamente, sus ojos llenos de determinación. Sabía que no podían fallar ahora. Tayen estaba en peligro y no les quedaba más opción que arriesgarlo todo.

— Vamos — Connor agarró a Marcus por el hombro y lo empujó hacia el lateral de la casa.

Se movieron a toda velocidad, esquivando los cuerpos que yacían en el suelo tras la feroz batalla que ya había comenzado en la isla. El aire olía a sangre y miedo, pero también a rabia. Los tres lo sentían; cada segundo que pasaba era uno más que los alejaba de Tayen.

Al llegar al lateral de la casa, Connor localizó la ventana de la que su madre había hablado. Estaba abierta, o más bien, medio destrozada, con los cristales rotos. Probablemente, alguno de los hombres de Malcom había salido por ahí. Si lograban escalar el muro, podrían entrar.

— Ahí está — dijo Marcus, sus ojos verdes destellando con la misma furia que Connor sentía.

Sin pensarlo, Marcus y Connor comenzaron a escalar, usando las grietas en las paredes y las enredaderas que colgaban a lo largo del edificio. Ambos se movían con rapidez, como si sus vidas dependieran de ello. Y en cierto sentido, lo hacían.

La madre de Tayen los seguía de cerca, observando cada movimiento con ojos llenos de preocupación, pero sabiendo que aquellos dos jóvenes, a pesar de sus diferencias, lucharían hasta el final por salvar a su hija.

— ¡Vamos! — gritó Marcus cuando llegó a la ventana.

Se deslizó dentro de la casa con agilidad y, apenas tocó el suelo, extendió una mano hacia Connor, que ya se acercaba.

— No me esperéis — gritó la madre de Tayen — Yo os sigo.

La casa estaba en silencio por dentro, pero el retumbar de las hélices del helicóptero les recordaba que el tiempo corría en su contra.

Ambos entraron al mismo tiempo. Los pasillos eran estrechos, y el eco de sus pasos resonaba mientras avanzaban, cada vez más cerca del tejado.

— ¡Por aquí! — gritó Marcus, tomando la delantera.

Finalmente llegaron a las escaleras que conducían al tejado. El sonido del helicóptero era ensordecedor ahora, pero lo que vieron al llegar al último tramo hizo que sus corazones se paralizaran.

En el centro del tejado, rodeada por varios hombres de Malcom, estaba Tayen. Sus movimientos eran torpes, tambaleantes, como si estuviera bajo el efecto de alguna droga. Intentaba resistirse, pero su cuerpo no respondía con la agilidad que ambos conocían.

— ¡Tayen! — gritó Connor, lanzándose hacia ella.

Pero justo en ese momento, uno de los hombres de Malcom se interpuso en su camino, bloqueando su avance. Marcus, con un rugido furioso, se lanzó sobre él, en un intento de despejar el camino.

El caos estalló.

El helicóptero estaba listo para despegar, las hélices ya giraban a toda velocidad. Tayen, débil y aturdida, intentaba resistirse mientras Malcom la observaba desde una esquina, con una sonrisa cruel en sus labios.

— ¡Suelta a mi hija! — gritó la madre de Tayen, que había llegado al tejado, su voz firme y poderosa.

Pero Malcom no tenía intención de detenerse.

— Es inútil — dijo él, su voz llena de burla — Todo esto terminará cuando ella acepte lo que es. O me aseguraré de que lo entienda... a mi manera.

Connor y Marcus luchaban con todo lo que tenían, pero el tiempo se les acababa. Las hélices del helicóptero comenzaban de nuevo a girar cogiendo potencia para elevarse del suelo.

— ¡Tayen! — gritó Marcus con desesperación, tratando de llegar a ella.

Pero el mundo comenzaba a desmoronarse a su alrededor.

— ¡Marcus, cuidado! —gritó Connor, empujándole a un lado justo a tiempo para evitar un golpe mortal.

En medio del caos, la madre de Tayen se lanzó hacia Malcom en un intento desesperado por detenerlo. Se enfrentó a él con una furia que solo una madre podría tener. Lucharon con una intensidad brutal, mientras Marcus y Connor se acercaban hasta Tayen, incapaz de moverse mientras sui madre intentaba protegerla con cada fibra de su ser.

— ¡Sacadla de aquí! — gritó la madre de Tayen.

Marcus tomó a Tayen sacándola del helicóptero justo cuando éste comenzaba a elevarse.

— ¡Señor! — gritó el piloto — Tenemos que salir de aquí.

Malcom se volvió justo para ver como Nanuk llegaba a la azotea seguido por Theron y varios de sus hombres. Les ganaban en número, y Malcom sabía que tenía que salir de allí. Miró desesperado buscando a Tayen, y alcanzó a ver como Marcus y su hijo corrían a ponerla a salvo. La ira se apoderó de él.

— ¡Señor! — repitió el piloto.

Un rugido desgarrador cortó el aire y golpeó con una fuerza brutal a la madre de Tayen. La mujer cayó al suelo, herida de gravedad mientras Malcom saltaba dentro del helicóptero justo cuando el aparato se alzaba para perderse en el cielo. 

 

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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora