Capítulo 38

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Hacía frío y una lluvia incesante golpeaba con fuerza el cristal de la ventana. Era noche cerrada y desde aquel cuarto piso en la zona céntrica de Eagle Bay donde nos alojábamos tan sólo acertaba a ver algunos coches que recorrían despacio el asfalto mojado.

Me alejé de la ventana con paso cansado y me tumbé sobre la cama abrazando con fuerza uno de los enormes cojines que sobre ella descansaban. Cerré los ojos y me mordí el labio indecisa. Llevaba muchísimo tiempo dándole vueltas a aquella idea que por momentos parecía hacerse más sólida dentro de mí, pero que a medida que se iba definiendo comenzaba a crear enormes dudas en mi interior. Sabía que no sería fácil deshacerme de todo lo que me rodeaba y alejarme de aquellas personas con las que había compartido tanto, pero por otra parte estaba segura de que podría encontrar la felicidad sabiendo que estaban a salvo, aunque eso significase estar lejos de todos aquellos a los que tanto quería.

Abrí de nuevo los ojos y me incorporé sobre el viejo cabecero de madera oscura. "Necesito hablar con ella" pensé. Miré el reloj que colgaba junto a la puerta de mi habitación, las 20:25. Aún tenía algunas horas. Marqué el número de teléfono y esperé en silencio. Cuando noté que habían descolgado me apresuré a hablar.

— Mamá, necesito hablar contigo.

— Tayen hija, me alegro mucho de escucharte. ¿Estáis bien? Marcus me ha llamado. Siento mucho lo que ha ocurrido.

No respondí a aquella pregunta.

— ¿Recuerdas de lo que te hablé en mi última carta?

— Claro que sí...pero dime ¿aún dudas?

Aguardé unos minutos. Me sudaban las manos y mi respiración era entrecortada. Al fin contesté casi en un susurro.

— El avión sale en unas horas.

— Cuando supe que me llamabas supuse que necesitarías consejo. Tú ya sabes lo que yo pienso pero la última palabra la tienes tú. Supongo que ya muchos te habrán dicho esto mismo y que no te es de gran ayuda pero es la más sincera verdad. Por otra parte, yo puedo hablarte desde mi propia experiencia y de todo corazón te digo que si decides huir eso te dejará una marca para toda la vida. Abandonar a todos los que amas cambiará tu vida igual que cambió la mía. Pero si de verdad crees que es lo que debes hacer, aprenderás a vivir con ello.

Cuando terminó de hablar dos finas lágrimas recorrieron mis frías mejillas mientras sujetaba el teléfono con manos temblorosas.

— Te quiero mamá. — fue lo único que pude decir de todo corazón.

Mi madre también lloraba al otro lado del teléfono. Sabía que yo ya había tomado una decisión.

— Que la madre luna te acompañe.

Colgué el teléfono y me sequé las lágrimas decidida. Saqué una maleta del pequeño armario y la coloqué sobre la cama. Metí ropa cómoda y algo de abrigo y la cerré, colocándola junto a la puerta. Después saqué un trozo de papel y un sobre y comencé a escribir mi carta de despedida.

Era pasada la media noche cuando recibí el mensaje de que mi taxi había llegado. Me levanté de la cama y me coloqué la chaqueta deprisa recogiendo mi larga melena negra con una gomilla. Cogí la maleta y salí de mi habitación sin hacer ruido y volví a cerrar la puerta. Marcus estaba en la otra habitación hablando por teléfono. Dejé la carta cerrada sobre la mesa de la cocina, con el nombre de Marcus al dorso. Y salí del apartamento antes de que pudiera arrepentirme.

Salí del edificio y atravesé la calle desierta para coger el taxi que ya me esperaba.

— Al aeropuerto por favor — indiqué al conductor.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora