Connor y Marcus se acercaron entonces.
— ¿Estás bien? — preguntó Connor con voz suave.
— Sí, estoy bien — respondí, sonriendo débilmente — Gracias a vosotros dos.
— A mi no tienes que agradecerme, preciosa — dijo Marcus, sus ojos verdes brillaban con intensidad — Haría cualquier cosa por ti.
Connor puso los ojos en blanco ante la respuesta del moreno.
— No teníais por qué — insistí — Así que gracias.
Los tres nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad del anochecer.
— Os importaría... — no me creía capaz de decir lo que estaba a punto de decir, pero era lo que sentía en aquel momento — ¿Os importaría quedaros?
Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Marcus haciendo que me arrepintiera inmediatamente de haber pronunciado aquellas palabras.
— ¿Por si nos echas de menos, preciosa? — bromeó.
Esta vez fui yo la que puso los ojos en blanco.
— ¿Sigues preocupada por si alguien nos vió? — preguntó Connor mucho más sensato.
Asentí.
— No consigo quitarme esa sensación de la cabeza. Tal vez sólo sean imaginaciones mías pero...
Connor asintió comprensivo.
— Puedo quedarme, claro. Es mejor que nos aseguremos.
Marcus bufó molesto.
— ¿No tienes ningún deber de la manada que cumplir? Ya puedo quedarme yo con ella.
Connor ni siquiera se molestó en responderle.
— Voy a echar un vistazo por los alrededores antes de acostarme.
— Gracias — respondí con sinceridad.
— Pues yo voy a por algo rico para cenar y unas cervezas para que nos relajemos todos un poco — añadió Marcus saliendo detrás de Connor.
No pude evitar sonreír al verlos a los dos salir por la puerta casi a empujones.
El timbre sonó poco después. Me levanté a abrir pensando que serían los chicos que ya habían vuelto, pero me sorprendí al encontrarme con mi amiga en el porche.
— Te traigo un poco de sopa casera — dijo con una enorme sonrisa mientras me abrazaba — Tienes buen aspecto. ¿Te encuentras ya mejor?
— Sí — respondí rezando porque no me hiciera muchas preguntas para no tener que entrar en detalles.
Mara me había llamado todo el finde para vernos, para preguntar si todo iba bien. Al fin y al cabo había desaparecido de Gryphon's el viernes por la noche sin ni siquiera despedirme. Respondí diciendo que estaba resfriada, y que esperaría unos días a recuperarme antes de volver a clase. Me sentí un poco mal por mentir a mi mejor amiga y hacer que se preocupara, pero al fin y al cabo sólo era una mentira a medias. Después del ritual sí que necesitaba unos días para recuperarme, aunque no estaba segura de que un viaje al mundo de los espíritus se catalogase como resfriado.
— Pues te he traído un poco de caldo. Mis padres han estado estos días de visita y te aseguro que el caldo de mi madre es lo mejor para curar un resfriado.
— Gracias — respondí con sinceridad — No hacía falta que te molestaras.
— Tranquila, no es molestia...
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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]
Hombres LoboCuenta la leyenda que cada mil años nace una luna tan fuerte y salvaje que ningún alfa puede controlarla. Una auténtica líder que amenaza las costumbres patriarcales que han imperado en nuestros clanes generación tras generación. Una luna destinada...