El grupo se dividió en dos, chicos por un lado y chicas por otro. Desvié mi mirada tan sólo un segundo para ver a Katari marchándose con el otro grupo. Él también me miró. El tiempo suficiente para llevarse una daga al cuello y que sus labios gesticularan un silencioso "estás muerta". No me hizo falta escucharlo. El mensaje me llegó alto y claro. Tragué saliva y me volví hacia mi grupo.
Avanzamos en silencio hasta la linde del bosque. Inmensos árboles se alzaban frente a nosotras con sus troncos gruesos como columnas de una catedral natural alzándose hacia el cielo nocturno. El espeso follaje apenas dejaba pasar la luz de la luna llena que colgaba sobre nosotros en el firmamento. El guerrero nos detuvo entonces con un gesto severo, indicándonos que nos colocáramos en fila, una al lado de la otra y paseando de un lado a otro con las manos a la espalda comenzó a recitar las reglas de la ceremonia sin ningún tipo de emoción en la voz.
— Debéis volver a la casa comunal antes del amanecer con vuestro compañero para inscribir vuestro vínculo. Esa es la única norma. Por lo demás, dejaos llevar por vuestro instinto. No penséis, sentid. Vuestra loba sabrá qué hacer. Si vuestro compañero decide culminar el emparejamiento y os acepta, su lobo os encontrará. Ahora ¡marchaos! y que la gran madre luna os guíe.
Las jóvenes asintieron, respirando hondo, nerviosas, antes de comenzar a adentrarse en el bosque. La mayoría echó a correr, procurando alejarse unas de otras cuanto antes para encontrar su propio camino.
— ¡Tayen! — la voz de John me hizo volverme.
— No deberías estar aquí...
John me interrumpió antes de que siguiera hablando y se arrodilló para atarme una de sus dagas al muslo derecho y otra al izquierdo, justo a la altura de mis manos.
— ¿Recuerdas nuestros entrenamientos? — hablaba tan rápido que casi me costaba entenderlo — Esquivar, golpear y huir. Bien. Pues céntrate en esquivar y huir. ¿Entendido?
Asentí mientras él se incorporaba de nuevo, aunque no tenía claro haberlo entendido. De hecho, estaba bastante segura de que no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.
— Puedes hacerlo — John se incorporó y me agarró la cabeza con ambas manos, acariciando mi mejilla con su pulgar. Era mucho más alto que yo así que tuvo que inclinarse ligeramente para mirarme a los ojos — Puedes hacerlo — repitió.
No sé si lo repetía para convencerme a mí, o para convencerse a sí mismo. Pero volví a asentir mientras él apoyaba su frente contra la mía justo antes de marcharse a toda velocidad.
Esquivar y huir, repetí en mi cabeza. Nada de golpear. Sólo esquivar y huir. Mis piernas temblaban, pero no podía quedarme allí paralizada, así que seguí el camino que habían tomado el resto de chicas adentrándome entre el espeso follaje. Traté de pensar con la mente fría e idear un plan que me permitiera salir de allí con vida. Esquivar y huir. Tal vez pudiera hacerlo. Conocía aquel bosque como la palma de mi mano. Sólo tenía que alejarme lo suficiente y ocultarme hasta que la ceremonia concluyese. Con suerte no me cruzaría con nadie. Después estaría a salvo. Esa era mi mejor oportunidad para sobrevivir. Posiblemente mi única posibilidad siendo francos.
Al principio avancé con velocidad, saltando ágilmente entre las gruesas raíces de los árboles y esquivando las ramas bajas, pero pronto el susurro del viento comenzó a llenar mi mente con misteriosas voces que me hablaban con mensajes incomprensibles. Me costaba concentrarme en mi camino intentando descifrar aquellas palabras que parecían girar sin sentido en mi cabeza. Esquivar y huir, me seguía repitiendo, intentando que mi propia voz sonase por encima de aquellas voces. Comencé a sentirme mareada, y el cansancio y la ansiedad empezaron a apoderarse de mí impidiendo que pudiera pensar con claridad. Joder me iba a explotar la cabeza. Me estaba volviendo loca.

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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]
WerewolfCuenta la leyenda que cada mil años nace una luna tan fuerte y salvaje que ningún alfa puede controlarla. Una auténtica líder que amenaza las costumbres patriarcales que han imperado en nuestros clanes generación tras generación. Una luna destinada...