Compromise and Consequences. (Parte 1)

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Dos semanas después del nombramiento de Rhaenyra como heredera al Trono de Hierro, la princesa fue consciente de lo difícil que era abarcar todas las responsabilidades que le surgieron al ser la heredera de Viserys. Aun así, la princesa había conseguido convencer a la antigua dama de compañía de la reina Aemma, para qué se quedase unas semanas más en Desembarco del Rey y la ayudase a resolver ciertas dudas que ella por su falta de experiencia no sabía cómo afrontar. Aquella mañana, Eloise fue anunciada por Sir Criston antes de entrar en la recámara de Rhaenyra.

La sonrisa de la princesa se amplió al instante de ver a Eloise, ya que en los últimos meses después de la muerte de Aemma, ella se convirtió en lo más parecido a una madre para Rhaenyra.

—Buenos días, princesa —dijo la antigua dama de compañía acercándose a Rhaenyra que acababa de ser peinada por Annora—. Buen día, Annora.

La doncella de la princesa saludó a Lady Eloise antes de abandonar la alcoba de Rhaenyra, dejándolas a ellas dos solas. La princesa saludó con un abrazo a la amiga de su madre, que no pudo contener un quejido de dolor debido a que su enfermedad había avanzado rápidamente provocándole terribles dolores en todos los huesos. La preocupación se marcó en el rostro de Rhaenyra que ayudó a Eloise a sentarse en la amplia terraza que había dentro de los aposentos de la princesa y donde Annora había servido el desayuno.

—Lady Eloise, sé que venís a despediros y siento tanto vuestra partida —dijo la princesa sirviéndole un poco de té a la antigua dama de compañía—. Vuestra ayuda estos últimos meses ha sido una bendición para mí.

—Me honráis, princesa, pero únicamente he hecho mi trabajo y cumplí con la promesa que le hice a vuestra madre —contestó con dificultad tratando de calmar el dolor en sus huesos.

—Ojalá pudiese hacer algo para que vos no tuvieseis que marcharos... Pero comprendo vuestras razones por mucho que me cueste veros partir.

—Lo haréis bien, princesa —repuso Eloise intentando animar un poco a Rhaenyra, pero un ataque de tos acalló su voz por unos segundos—. Ha sido todo un privilegio haber estado a vuestro lado cuando el rey os nombró su heredera y me encantaría poder veros coronada como reina, pero me temo que no tendré tanta suerte.

—Os echaré de menos, Lady Eloise —musitó la princesa con tristeza, sabiendo que aquella vez sería la última que vería a la mujer que durante tantos años estuvo al lado de su madre y notó como sus ojos se llenaban de lágrimas—. Vos me habéis ayudado tanto con el duelo de mi madre que no tengo más palabras con que agradeceros el apoyo que me habéis brindado todo este tiempo.

—Sois vos quién me honráis, princesa —respondió Eloise en ese tono maternal que tanto apoyo le brindaba a Rhaenyra—. Seréis una gran reina, ese es mi mayor consuelo.

—Espero no defraudar vuestras expectativas...

—No lo haréis, vos habéis sido educada para convertiros en la mejor monarca que ha tenido jamás Poniente —dijo Eloise animando a la joven princesa mientras le limpiaba las lágrimas—. Pero ahora debemos tratar algunos asuntos pendientes, empezando por Talya... Ella al igual que Annora son parte de la red de informantes que ahora os responden a vos.

—Pero Talya ahora es la doncella de Alicent —musitó la princesa algo confundida—. ¿Alicent está siendo espiada?

—Es por vuestra seguridad, princesa... Sé que la amistad que tenéis con Lady Alicent se remonta hasta vuestra niñez, pero todos en Desembarco del Rey hemos sido o somos espiados, porque tener la información correcta muchas veces vale más que el oro.

Rhaenyra no pudo contener el sobresalto al darse cuenta de que Lady Eloise, la mano derecha de su madre y su mayor confidente, no sabía que Alicent y ella eran amantes, porque la reina Aemma se lo ocultó para protegerlas.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora