Driftmark. (Parte 2)

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Rhaenyra y Laenor decidieron dar un paseo para así aprovechar y ver el atardecer antes de la cena. La princesa le pidió a Sir Criston que se quedase en el castillo mientras ella daba una vuelta con su primo por los alrededores y cuando ellos estuvieron solos, Rhaenyra supo que solo Laenor sería capaz de ayudarla a entender todos esos sentimientos que a ella la atormentaban.

Aquel lugar era precioso. Las vistas sobre la playa eran espectaculares, ofreciendo una maravillosa sensación de paz y tranquilidad. Rhaenyra desvió la vista hacia el horizonte, donde el sol se iba aproximando, y se concentró en el sonido de las olas rompiendo contra la orilla.

—¿Vos y Sir Joffrey seguís juntos? —preguntó la princesa caminando del brazo de su primo.

La ausencia del escudero de los Velaryon hizo que Rhaenyra sospechase de que algo podía haber ocurrido entre su primo y el caballero de los besos.

—Sí, aún seguimos juntos. Él está en Spicetown coordinando el suministro de alimentos y enceres que partirán en estos días hacia los Peldaños de Piedra, pero él vendrá para cenar con nosotros.

—¿Joffrey irá con vos a la guerra?

—No, él se quedará aquí para cuidar de mi madre y de Laena —dijo Laenor, enarcando una ceja y como conocía bien a su prima supo que ella tenía alguna duda rondando en su cabeza—. Pero, ¿qué es lo que realmente queréis saber?

—Perdonadme, de verdad que me intereso por vuestra relación con Joffrey y si no os he preguntado por él en nuestras cartas, es porque me daba miedo que alguien pudiese leer mis mensajes para vos.

—Lo sé, me pasaba lo mismo a mí. Deseaba saber cómo estabais después de lo de Alicent —repuso en un tono suave Laenor, acariciando con cariño la mano con al que Rhaenyra se sujetaba a su brazo.

—He estado muy mal, Laenor —contestó la princesa, sintiendo como las lágrimas nublaban su mirada—. Cuando ella aceptó casarse con mi padre la noticia fue igual de dolorosa para mí como el día que murió mi madre y Baelon.

La amistad entre Rhaenyra y Laenor estaba fundamentada en la confianza. Ella podía hablar con él de todo lo que le pasaba y sabía que Laenor jamás la iba a juzgar, al igual que él sabía que Rhaenyra nunca sería capaz de traicionarle. La libertad que les ofrecía ser completamente honestos entre ellos, hizo de su amistad algo muy preciado para ambos.

—Odio que tuvieseis que pasar por toda esa mierda vos sola —susurró Laenor abrazando a su prima al ver las lágrimas brillar en sus ojos—. Os juro que estuve a punto de subirme en Seasmoke para ir a por vos, pero mi madre no me dejó. Además, yo tuve que vigilar a Laena durante días porque mi hermana se coló en un barco rumbo a Desembarco del Rey para estar con vos, pero los marineros la descubrieron antes de zarpar.

Pensar en Laena como un polizón en un barco rumbo a Desembarco del Rey solo para estar con ella hizo que el corazón de la princesa latiese más rápido y Rhaenyra sonrió embobada pensando en el cariño sincero que ella sentía por la joven Velaryon.

—¿En serio Laena se intentó escapar?

—Sí, ella tenía un plan y contactos para entrar en la Fortaleza Roja y poder veros. Estoy seguro que Daemon llenó de ideas la cabeza de mi hermana.

—¿Mi tío? —preguntó Rhaenyra sorprendida.

—Daemon y Laena se convirtieron en amigos los días que él estuvo aquí planeando con mi padre los ataques a los Peldaños de Piedra.

—¿Qué clase de amistad tenían ellos dos? —inquirió la princesa sin poder evitar que los celos se colaran en el tono de su voz.

—Solo eran amigos, entre ellos no ocurrió nada, al menos que yo sepa.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora