Interests Of The Realm. (Parte 2)

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En aquellos dos últimos meses, Sir Criston al estar más en compañía de la princesa, no pudo evitar que sus sentimientos escaparan de su control y poco a poco él también se enamoró de Rhaenyra sin que ella se diera cuenta.

—Sir Criston, por favor ahora id a comer algo y descansad, que me siento mal por todo lo que os hago trabajar.

—Os acompaño hasta vuestros aposentos y prometo que iré a las cocinas a comer algo.

—No tenéis que acompañarme, estamos dentro del Torreón de Maegor y nada me ocurrirá —replicó Rhaenyra sintiendo verdadera pena por su guardia real.

—Prefiero acompañaros, princesa. Desde lo que ocurrió en las mazmorras hay órdenes de extremar la vigilancia. 

—¿Vos jamás rompeis las reglas? —inquirió Rhaenyra dándose casi por vencida.

—No os entiendo, princesa —respondió el guardia real alzándose de hombros.

—¿Nunca habéis deseado no hacer algo o hacerlo saliéndose de las normas?

—Yo tomé unos votos donde juré defenderos con mi vida y después de lo que vos hicisteis por mí, mi única intención es vuestro bienestar —respondió Sir Criston de forma solemne.

Rhaenyra miró a su guardia con una sonrisa, sabiendo que esa respuesta era tan predecible como verdadera. Ella tomó el brazo de su guardia real y cambió de rumbo. 

—¿A donde vamos, princesa?

—Sí me acompañáis a mis aposentos os quedaréis custodiando mi puerta y vos no habéis comido nada en horas. Así que como vos me cuidáis a mí, yo también cuidaré de vos y vamos a comer algo en las cocinas.

—Princesa...

—Es una orden, Sir Criston —sentenció la princesa guiñándole un ojo. 

—Como deseéis, mi princesa —contestó el guardia real con una sonrisa sintiéndose feliz de compartir un rato más con la princesa.

Pocos minutos después, Rhaenyra entró con elegancia en las bulliciosas cocinas del Torreón de Maegor, acompañada por la figura imponente de Ser Criston a su lado. El estruendo de utensilios y el aroma tentador de las preparaciones llenó el aire, pero la presencia de la princesa silenció momentáneamente todo el frenesí culinario.

Al percatarse de su llegada, los trabajadores de las cocinas abandonaron sus quehaceres para inclinarse en reverencia ante la princesa. Rhaenyra respondió con sonrisa cálida, desvaneciendo la formalidad excesiva con gesto amable. El jefe de esa cocina se acercó a ellos con expresión respetuosa.

—Mi princesa, ¿en qué os puedo ayudar?

—Necesito una botella de vino y dos cálices, por favor. 

—Por supuesto, ahora mismo —dijo el hombre haciendo una reverencia y salió de prisa a complacer los deseos de la princesa.

Rhaenyra, sin embargo, tenía planes más informales en mente. Con naturalidad, ella tomó dos platos y comenzó a llenarlos con una selección variada de quesos, fiambres de diferentes regiones, trucha ahumada y, en otro plato, dispuso una mezcla de frutas frescas y pasteles de limón. Después tomó una cesta y la llenó con diferentes tipos de panes, sin saber muy bien cuáles les gustaría a su guardia real.

Cuando el jefe de cocina retornó con una botella de vino y dos cálices, Rhaenyra agradeció con una amplia sonrisa y después condujo a Ser Criston hacia la parte trasera de las cocinas. Un pequeño patio, colindante con el Bosque de Dioses, se desplegó ante ellos. Aquel rincón, conocido por los empleados de las cocinas, era un camino secreto utilizado para llevar comidas a las recepciones que se solían celebrar en el cenador al lado del Bosque de Dioses.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora