I Will Keep You Safe.

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El sonido de la música amortiguada por la distancia recibió a Rhaenyra cuando ella salió de la oscuridad de aquel túnel que la llevó directamente por debajo de la muralla de la Fortaleza Roja. Apenas ella puso un pie fuera de los muros del castillo, apagó a toda prisa la antorcha con la que se guio por el túnel y la princesa la escondió entre las rocas que ocultaba de manera natural la entrada a ese pasadizo secreto.

Los ojos de Rhaenyra escudriñaron a su alrededor, escondida entre los matorrales, dejando pasar de largo a un par de guardias que no se dieron cuenta de su presencia, pero ella pudo escuchar como esos hombres se encontraban con alguien que ella intuyó que podía ser Harwin. Rhaenyra prestó atención a las voces, buscando distinguir entre ellas la voz del joven Strong, dándose cuenta de que aquellos hombres se alejaban colina abajo. Ella avanzó con sigilo, manteniéndose oculta detrás de los matorrales y observó la silueta del hombre que estaba de pie, mirando hacia todos los lados como esperando a alguien, pero Rhaenyra no quería equivocarse y correr un riesgo innecesario por si aquel hombre no era Harwin.

Por el miedo y la tensión, el corazón de la princesa latió con una fuerza casi dolorosa. En las otras ocasiones que ella se había escapado con Daemon, ellos siempre se habían encontrado dentro de la Fortaleza Roja, porque su tío sabía de la existencia de los túneles, algo que en aquel momento Harwin desconocía. Aquella fue la primera vez que la princesa salió sin escolta y una parte de ella se arrepintió de haber tomado ese riesgo.

Rhaenyra respiró lentamente, sin perder de vista al hombre que estaba a pocos metros de distancia y sacando de su bota el puñal que ella siempre llevaba consigo como protección. Por la altura de ese hombre, Rhaenyra pensó que podía ser Harwin, pero la princesa no pudo estar segura porque el hombre en cuestión llevaba una capucha que hacía difícil distinguir los rasgos de su rostro. Esa imagen a ella le recordó a Daemon, en realidad el escaparse de los muros de la Fortaleza Roja le recordó mucho a su tío, y Rhaenyra sintió una punzada en el estómago al pensar que él estaba luchando en una guerra evitable si su padre hubiese hecho lo correcto.

Los minutos pasaban y el hombre bajo la capucha también se inquietaba. Cuando él se giró lo suficiente en dirección a los matorrales, Rhaenyra pudo ver con nitidez el rostro del joven Strong y soltó un largo suspiro de alivio. Aun así, ella quiso estar segura e hizo un ruido parecido a un silbido para llamar su atención.

—¿Quién está ahí? —preguntó Harwin observando los matorrales.

Al escuchar la voz del joven Strong, todos los nervios que se acumularon en el cuerpo de la princesa se desvanecieron.

—Soy yo, Harwin —respondió Rhaenyra saliendo de su escondite.

—¿Princesa?

—La próxima vez quedamos dentro de la Fortaleza Roja, que no he pasado más miedo en toda mi vida.

—Apoyo vuestra idea, pero solo porque vos habéis dicho que habrá una próxima vez —dijo Harwin en un tono encantador, acercándose a ella.

La princesa recogió mejor su cabello rubio dentro de aquel gorro de lana y al estar lista, pasó por el lado de Harwin con paso decidido en dirección a la ciudad.

—¿Venís o qué? —preguntó Rhaenyra en un tono divertido sabiendo que Harwin la observaba embobado.

Ambos caminaron hacia la ciudad en silencio, pero la princesa podía notar como la mirada de Harwin no la abandonaba ni un instante. Quizás si alguien la hubiese mirado de esa forma, ella se hubiese sentido incómoda, pero lo cierto es que junto a Harwin había algo que a Rhaenyra la hacía sentir segura y en confianza. Ambos bajaron la Colina de Aegon por el callejón de Sombranegra para después adentrarse por la Calle de la Semilla que estaba abarrotada de gente por todos lados. Los músicos callejeros animaban el ambiente, llenando de sonidos y cantos aquella enorme calle. Los artistas callejeros también hacían malabares casi imposibles con la esperanza de ganar algunas monedas mientras los diversos olores de comida se combinaban en el aire.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora