Be With Me. (Parte 3)

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Los ojos violeta de la princesa observaron atentamente a Mysaria, penetrando más allá de las sombras que la rodeaban. La intrigante figura de la cortesana, de elegancia sin esfuerzo, se desplegó ante ella mientras le reveló a Rhaenyra el verdadero motivo de su lealtad hacia la reina Aemma. Cada gesto de Mysaria no escapó al escrutinio de la joven princesa, quien detectó la tensión en la inclinación de la cabeza y la sutileza de sus movimientos de la cortesana de Lys. 

La luz parpadeante de las velas arrojó destellos en los ojos azules de la cortesana, como si guardase secretos que solo podían ser compartidos en la penumbra de aquel momento. Las palabras de Mysaria fluyeron con una cadencia melódica, con pausas calculadas que dejaron entrever un dolor apenas contenido. Rhaenyra, aunque mantuvo su escepticismo inherente, se vio arrastrada por la intensidad de la narración de la cortesana.

En silencio, la princesa escuchó cada palabra, como si cada una de ellas fuera una pieza crucial en todo aquel entramado de secretos y misterios empezó a tomar forma. Aunque la sombra de la duda se cernió sobre la confiabilidad de Mysaria, un atisbo de comprensión y empatía asomó en los ojos de Rhaenyra.

—Os parecéis mucho a ella, aunque no solo de forma física —dijo la cortesana de Lys dejando la copa sobre la mesa—. Vuestra madre era una mujer extraordinaria a quien yo le debo la vida... Pocos meses después de llegar a Desembarco del Rey tuve un cliente que se fue haciendo regular, siempre que venía a la capital pedía mis servicios y lo estuvo haciendo durante meses. Pasado un tiempo comenzó a darme una bofetada alguna vez o algún azote, lo cual puede ser lo normal en sitios como este. —Mysaria hizo una pausa para beber vino, alejando la mirada de la princesa—. Pero según fue pasando el tiempo, las bofetadas y los azotes fueron más fuertes. Luego vinieron los empujones y puñetazos hasta que un día me propinó una paliza que me dejó casi muerta. —La cortesana soltó un suspiro, mientras acarició una de sus cejas donde ella tenía una cicatriz que Rhaenyra intuyó que fue una de las muchas cicatrices que le dejó aquel hombre—. Las otras chicas al ver que yo casi no respiraba, consiguieron una carreta y me llevaron hasta la Fortaleza Roja donde vuestra madre obligaba a los maestres a atendernos. Aquel día tuve mucha suerte, porque era uno de los días que los maestres nos atendían a las prostitutas, pero cuando uno de ellos me vio se negó a tratarme diciendo que yo ya estaba muerta. Vuestra madre se negó a desahuciarme y obligó al Gran Maestre Mellos a que me salvase a cualquier precio. Días después me desperté en una de las habitaciones de invitados de la Fortaleza Roja y vuestra madre cuidaba de mí junto con una chica joven llamada Annora. Estuve bajo el cuidado de la reina durante casi un mes y cuando le dije a vuestra madre que haría cualquier cosa para saldar mi deuda con ella, la reina solo me pidió que tuviese más cuidado y me dejó ir sin pedir nada a cambio.

La princesa tuvo que beber vino para desatar el nudo que tenía en la garganta, sintiéndose orgullosa de su madre, devolviéndole un poco de esperanza después de la desilusión que tuvo ella con su padre. 

—Meses después —continuó Mysaria después de hacer esa pausa mirando a la princesa—, Daemon se metió en una pelea donde lo apuñalaron en el brazo y fue cuando le dije a la reina que yo cuidaría de vuestro tío, alejándolo de los problemas. Ella en un principio no quiso que yo me sintiese en deuda, pero según se dio cuenta de que yo sabía controlar a Daemon y él dejaba de meterse en peleas absurdas, ella aceptó mi ayuda. Tiempo después fui descubriendo cosas sobre los nobles, porque en este lugar los hombres suelen perder la prudencia y hablan más de lo debido. Yo le comuniqué a la reina sobre lo que había descubierto y poco tiempo después me convertí en un miembro más de sus informantes —confesó la cortesana provocando nuevamente el asombro en la mirada de Rhaenyra—. El nombre que adopté como protección es Gusano Blanco.

El temblor en las manos de Rhaenyra se hizo evidente al escuchar el nombre que ella había visto en el listado con los miembros de la red de informantes que le dejó su madre en aquella carta que la princesa tenía escondida en sus aposentos. Ella supo que Mysaria tal vez no le estaba mintiendo, aunque necesitaba estar segura de no estar cayendo en una trampa. Al día siguiente, Rhaenyra le preguntó a Annora sobre lo que le había contado Mysaria y su criada le confirmó que la cortesana de Lys no le había mentido.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora