Things I Do For Love. (Parte 2)

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La noche cayó rápidamente sobre ella mientras Rhaenyra y Syrax surcaron el cielo nocturno. Las luces de Desembarco del Rey empezaron a parpadear en la distancia, y Rhaenyra tuvo la certeza de que se acercaba hacia ese punto de no retorno. Apenas llegase a la Fortaleza Roja ella debía hablar con Annora para ordenar el asesinato de Lady Rhea Royce, convirtiéndose así en una asesina y cargar con esa muerte en su consciencia para siempre. Además de confrontar la verdad sobre todo lo que había hecho su madre para asegurarle su reinado.

Una vez dentro de la Fortaleza Roja, Rhaenyra le pidió a Sir Criston que buscase a Annora y la llevase ante ella. Al entrar en sus aposentos, Rhaenyra siguió atrapada en un remolino de agobio y nerviosismo. Cada segundo que pasaba mientras esperaba a Annora ella lo sintió como una eternidad. La habitación pareció encogerse a su alrededor, y las sombras danzantes proyectadas en las paredes solo avivaron sus temores más oscuros. La necesidad de conocer la verdad sobre las acciones de su madre para asegurar su lugar en el trono de los Siete Reinos consumió a la princesa dentro de una angustia al pensar si su madre había matado a personas inocentes, si Aemma había sacrificado vidas para forjar su camino al Trono de Hierro.

Rhaenyra tembló al recordar todo lo que le había dicho Daemon, sintiendo el peso de una herencia que le había dejado su madre y que a ella la atormentaría durante mucho tiempo. Con la mirada perdida, quitándose sus guantes, la princesa anheló desesperadamente la llegada de Annora, quien era la única que podía desvelar la verdad y liberarla de esa oscura incertidumbre. 

Finalmente, la puerta se abrió y su leal sirvienta entró en la habitación, reconociendo esa mirada de mortificación impresa en los ojos de la princesa. El rumor del compromiso de Laena corrió con rapidez por toda la Fortaleza Roja, algo de lo que Annora no fue ajena.

—Princesa... —musitó la doncella de Rhaenyra, haciendo una reverencia.

—Tomad asiento, por favor —dijo la princesa indicándole a Annora donde debía sentarse—. ¿Deseáis vino?

—Gracias —murmuró Annora al recibir la copa de vino servida por Rhaenyra—. ¿Estáis bien, princesa?

—Lady Eloise durante años fue la mano derecha de mi madre dentro y fuera de la corte, al menos ella era su aliada más visible, pero vos fuisteis su mano ejecutora en las sombras, ¿no es así?

La cara de Annora proyectó una alarmada interrogación, un gesto de duda y miedo mientras la mirada de Rhaenyra se mostró indiferente.

—¿Qué deseáis saber, princesa?

—La verdad sobre lo que hizo mi madre y el motivo por el cual vos aún no me lo habéis dicho.

—Vuestra madre no quería que vos lo supieseis hasta que fuese estrictamente necesario —contestó Annora con la vista fija en los ojos de la princesa—. Pero todo lo que hizo la reina Aemma fue para asegurar la estabilidad del reino.

—Y para garantizar mi ascensión al Trono de Hierro, ¿no es así?

—Sí, la reina Aemma asumió el trabajo más difícil y lo hizo con la entereza de ser una verdadera reina.

—¿La entereza de ser una verdadera reina es ordenar la muerte de inocentes a cambios de favores?

—¿Inocentes? —replicó Annora consciente de que Rhaenyra no sabía toda la verdad—. Vuestra madre hizo lo que hizo por el bien del reino. Ella entendió desde incluso antes de ser nombrada reina consorte como era el verdadero orden de las cosas y su mayor pena fue no haber tenido tiempo de enseñaros la verdad como la reina Alysanne le enseñó a ella.

—¿La reina Alysanne? —preguntó Rhaenyra agotada de tantas revelaciones.

—¿Cómo creéis que un rey tan manipulable y despreocupado por su reino como Jaehaerys fue capaz de gobernar durante tantos años sin guerras ni rebeliones? —replicó Annora mirando fijamente a la princesa—. La reina Alysanne asumió el deber de gobernar en las sombras, de mejorar la vida de todos aquellos a través de sus leyes e hizo lo que debía hacerse para asegurar la dinastía Targaryen.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora