Trust Each Other. (Parte 2)

110 15 0
                                    

Esa mañana de bruma y llovizna, Rhaenyra entró como cada día a la habitación de su medio hermano. Durante los últimos seis meses, la princesa visitaba a diario al príncipe Aegon y se quedaba con él las horas que Alicent dedicaba en ir a rezar al Gran Septo acompañada por sus damas de compañía. La relación entre Rhaenyra y Alicent volvió a tornarse hostil después de que la princesa rechazase la propuesta de la reina de ser amantes o eso fue lo que ella pensó. La tensión dentro de la corte también se disparó. Las damas de compañía de la reina tenían su beneplácito para esparcir dentro de la Fortaleza Roja toda clase de mentiras y rumores insanos sobre Laena y también sobre la princesa, sin importarles que esos rumores pudiesen llegar a oídos del rey.

Para evitar más conflictos absurdos con la reina, Rhaenyra tomó la decisión de visitar a su hermano a escondidas de Alicent, pero con el permiso de Viserys. El cariño que la princesa sintió hacia su medio hermano la sorprendió a sí misma. Ella sentía absoluta adoración por el pequeño príncipe y el tiempo que Rhaenyra pasó con Aegon rápidamente se convirtió en los mejores momentos de sus días.

—¿Aegon se ha quedado dormido? —preguntó la princesa en voz baja a la nodriza.

—No, él está despierto —respondió sonriente la joven mujer—. El príncipe acaba de terminar de comer.

—Bien, le sacaré yo los gases —musitó la princesa tomando en sus brazos al pequeño Aegon con una enorme sonrisa—. Buen día, mi príncipe...

Con mucha delicadeza Rhaenyra comenzó a sacarle los gases al bebé, caminando de un lado al otro, cantándole una nana en Alto Valyrio. Talya la observó a la distancia con una amplia sonrisa, aliviada de que la princesa estuviese atenta del pequeño bebé. Gracias a la criada de la reina, Rhaenyra pudo idear el plan para poder ver a su medio hermano. Talya se encargaba de distraer a los pocos informantes de la reina, para que la princesa pudiese entrar en la habitación de Aegon sin ser vista, utilizando uno de los túneles. La nodriza y las dos niñeras de Aegon también ayudaron a Rhaenyra para que ella pudiese pasar unas horas con su hermano y al menos así el bebé podía estar con alguien de su familia.

Con el pasar de los meses la situación fue muy incómoda. Alicent a través de Aegon quiso castigar a Rhaenyra, prohibiéndole a la princesa estar con su medio hermano, reduciendo así el contacto entre ellos.

—¿Aegon está durmiendo bien? —preguntó Rhaenyra dejando suaves besos en la mejilla regordeta del bebé—. Annora me dijo que él seguía sufriendo de cólicos.

—Es normal, princesa, a los bebés le dan cólicos muy seguidos porque solo beben leche —respondió una de las niñeras.

—Aun así prefiero que lo revise el maestre Gerardys —musitó Rhaenyra acariciando con ternura la espalda del bebé.

—Lo siento, princesa, pero la reina ha prohibido que el maestre Gerardys vuelva a Desembarco del Rey para atender al príncipe —respondió Talya encogiéndose de hombros.

—¿Por qué? —inquirió Rhaenyra balanceándose para arrullar al bebé.

—La reina no quiere que vos sepáis nada de Aegon y nos ha prohibido hablar con Annora —respondió la nodriza con cara de pena.

Sintiendo más tristeza que enfado, Rhaenyra le dio a Aegon a una de las niñeras para después sacar de su bolsillo unas monedas de oro. La princesa le dio un dragón de oro a cada una de las dos niñeras y otra moneda a la nodriza. Ella sabía que esas mujeres se jugaban más que su empleo por ayudarla, así que Rhaenyra siempre intentó compensarlas con extrema generosidad en caso de que Alicent se enterase y las despidieran.

—Princesa, nosotras no os ayudamos a vos solo por las monedas que nos dais —dijo la otra niñera de Aegon—. El príncipe está con nosotras casi todo el día. La reina apenas viene a verlo unos minutos por la mañana y el rey tampoco viene a verle muy a menudo.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora