Lament. (Parte 2)

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Unos leves golpes en la puerta de madera despertaron a Rhaenyra que al abrir los ojos, ella sintió como si estuviese espabilándose de un pesado letargo. La princesa parpadeó varias veces, tratando de enfocar bien su vista y fue cuando ella sintió el cuerpo de Alicent contra el suyo. Su tenue sonrisa se fue dibujando gradualmente, al ella verla dormir pacíficamente sobre su pecho. Rhaenyra aspiró el aroma a flores del cabello de Alicent, pensando que ella daría todo lo que poseía por más despertares como ese a su lado. Ella amagó con acariciar la espalda de la joven Hightower, pero Rhaenyra dejó los dedos en el aire, porque ella temió despertarla y romper ese momento de inmensa paz, aunque la princesa no pudo evitar que Sir Criston volviese a tocar la puerta con más urgencia, consiguiendo que Alicent se despertara de golpe y desorientada.

—Buen día, amor... —susurró Rhaenyra con una sonrisa cuando Alicent se dio cuenta donde estaba—. Tranquila, solo es Sir Criston tratando de despertarme.

—Buen día... ¿Desde cuándo lleváis despierta? —preguntó Alicent, acariciando la barbilla de la princesa y temiendo que Rhaenyra no hubiese dormido nada.

—Me acabo de despertar, no os preocupéis... ¡Gracias, Sir Criston, ya estamos despiertas! —respondió la princesa elevando la voz al tercer toque en la puerta por parte de su guardia real.

—Creo que será mejor que vuelva a mis aposentos —dijo con pesadez Alicent sin ningunas ganas de irse—. Me asearé y después volveré, lo prometo...

—Podéis quedaros un poco más, la mitad de vuestro trabajo que es despertarme ya está hecho —musitó Rhaenyra colocándole un mechón del cabello rojizo detrás de la oreja.

—Apenas yo salga por la puerta, seguro os volvéis a dormir —replicó la joven Hightower robándole un suave beso a la princesa—. Sois una dormilona.

—Y a vos os encanta, admitidlo —repuso Rhaenyra dejando que Alicent se incorporase de la cama—. Si hoy no llueve voy a ir a Pozo Dragón.

—Tenemos clases con la Septa Marlow y nos hará preguntas sobre el exilio de los Rhoynar —sentenció la joven Hightower viendo por la ventana si había algún rastro de nubes que impidieran a la princesa volar a lomos de Syrax.

—Si intentáis convencerme de que no vaya a volar en mi dragona, siento deciros que vos habéis fallado estrepitosamente —bromeó la princesa y Alicent la miró con el ceño fruncido.

Rhaenyra bufó levantándose de la cama, buscó su bata y enfundándose esa prenda de ropa, ella avanzó hasta su escritorio donde tomó un gran libro. Con una sonrisa pícara la princesa se lo dio a Alicent.

—¿Me estáis diciendo que ya lo habéis leído? —preguntó la joven Hightower con cierta incredulidad.

—Sí, ya lo he leído —respondió ella con la verdad. La princesa leyó ese libro y otros más cuando Alicent enfermó con la fiebre.

—Cuando la princesa Nymeria llegó a Dorne, ¿con quién ella se desposó? —preguntó Alicent, abriendo el libro.

—Con un hombre —respondió de forma escueta la princesa sentándose frente a su escritorio y tratando de irritar a Alicent.

—¿Cuál era el nombre de ese hombre? —volvió a preguntar la joven Hightower, sabiendo que Rhaenyra la intentaba vacilar.

—Lord "algo"... —dijo la princesa adoptando una actitud chulesca.

—Si le contestas eso a la Septa Marlow , ella se pondrá furiosa —sentenció la joven Hightower algo enfadada.

—Es más divertido cuando ella se enfada.

—Rhaenyra... —murmuró Alicent visiblemente molesta—. Si no vais a aprender, ¿qué es lo que de verdad queréis?

—A vos... —contestó la princesa sin titubear, ofreciéndole su mano para que Alicent se acercase a ella—. Solo quiero que voléis conmigo a lomos de mi dragona por todo el reino y ver a vuestro lado las maravillas que hay más allá del Mar Angosto.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora