I Need You By My Side. (Parte 3)

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Todavía con la emoción de haber visto a Vhagar volar sobre ella, Rhaenyra tomó rumbo a Marcaderiva, ansiosa por compartir la noticia con Laena. Desde que la princesa tenía uso de razón, la joven Velaryon había estado obsesionada con la dragona que primero perteneció a Visenya Targaryen y después fue reclamada por el príncipe Baelon Targaryen, quien fue el abuelo paterno de Rhaenyra. Despues de la trágica muerte del príncipe Baelon, la dragona emprendió el exilio marchándose más allá de Essos. Durante años Vhagar estuvo desaparecida, apenas llegaron noticias a Desembarco del Rey sobre algunos avistamientos de Vhagar volando cerca de las ruinas de Valyria, pero en aquel momento la dragona había vuelto a Poniente.

Al bajarse de los lomos de Syrax, Rhaenyra quiso correr para contárselo todo a Laena, pero la presencia de Sir Criston al lado de la joven Velaryon hizo que ella moderara su impaciencia y la princesa adoptó una fingida normalidad. Pese a su firme intención de contenerse, Rhaenyra no pudo evitar sentir como su corazón latió con violencia cuando su mirada se cruzó con la de Laena y el amor que ella sentía por la joven Velaryon hizo vibrar el interior de la princesa.

—¿Cómo os fue en Dragonstone? —preguntó Laena, con una sonrisa que le marcaban unos preciosos hoyuelos sus mofletes.

—Bien, al final me quedé a los pies de Montedragón, pero luego os lo explico —contestó la princesa queriendo darle la noticia a Laena cuando ellas estén solas.

—Yo creía que habíais ido a Dragonstone a hablar con el maestre Gerardys —comentó Laena, frunciendo el ceño extrañada y expectante.

Si bien Rhaenyra intentó alejarse del recuerdo de Alicent para poder disfrutar de las nuevas sensaciones que ella estaba viviendo junto a Laena, la princesa no pudo dejar de preocuparse por el estado de salud de la nueva reina y en sus viajes cortos a la isla de Dragonstone, ella los aprovechaba para hablar con el maestre Gerardys, ya que él fue el encargado de supervisar el primer embarazo de Alicent.

—No, al final preferí disfrutar de la mañana al aire libre —respondió Rhaenyra casi sin aliento. Laena estaba tan guapa que a la princesa se le cortó la respiración.

—¿Y os habéis ido hasta Dragonstone cuando podríais disfrutar del día aquí?

—No quería distraeros, prefiero que vos estéis el mayor tiempo posible con vuestra madre.

La joven Velaryon mantuvo la sonrisa y tomó la mano de Rhaenyra sin importarle que Sir Criston las viera en esa actitud cariñosa.

—¿Qué lleváis ahí? —le preguntó Rhaenyra a Laena al ver que ella llevaba consigo una especie de mochila y Sir Criston cargaba con una cesta.

—He pensado que podíamos aprovechar que hoy hace un día espléndido y pasar la tarde en la playa.

—Me parece buena idea —dijo la princesa, inclinándose para dejar un beso en la mejilla de Laena.

Los tres se dirigieron a la playa más cercana al castillo y Sir Criston con ayuda de Laena colocaron unas mantas sobre la arena mientras Rhaenyra sacaba la comida que había escogido Laena para esa tarde. La princesa aprovechó para quitarse el abrigo de cuero. El sol a esa hora del día calentaba más de lo que podía parecer. A pesar de que Laena y Rhaenyra le ofrecieron a Sir Criston que se quedase a comer con ellas, el guardia real declinó la propuesta porque él debía organizar el viaje de vuelta a Desembarco del Rey junto a Annora.

—El mar hoy está precioso —dijo Rhaenyra hechizada por la paz y tranquilidad que inspiraba esa isla, mientras ella servía dos copas de vino.

—Sí... Es preciosa la vista desde aquí —susurró Laena con la mirada fija en el rostro de la princesa, refiriéndose a ella y no al mar.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora