Blood Of My Blood. (Parte 3)

125 14 3
                                    

La noche se cerró como un manto oscuro sobre Desembarco del Rey, mientras la reina consorte permaneció en la más absoluta soledad dentro de sus aposentos. El silencio reinó en aquella estancia, solo interrumpido por el murmullo lejano de la ciudad que nunca descansaba. La penumbra resaltó la soledad que envolvió a Alicent, una soledad que se convirtió en su más fiel compañera.

El peso de la tarde se cernió sobre Alicent como una sombra, mientras ella se sumió en la reflexión. La conversación matutina de la reina con Viserys había sido un vendaval que dejó su alma hecha jirones. La verdad distorsionada por malentendidos y confusiones resultó ser más cruel que una mentira. La revelación de que Viserys había confundido los sentimientos de Rhaenyra, pensando que su amor estaba destinado a Laena, fue como una daga que a ella la rajó por dentro. La cadena de malentendidos, fraguada en el tejido frágil de las palabras mal interpretadas, fueron lo que separaron a Alicent de Rhaenyra. La reina consorte, en medio de la soledad de su lecho, se lamentó por las decisiones que el destino tejió a partir de aquel error. Y el arrepentimiento, cual lamento silencioso, resonó en el pecho de Alicent.

Con los ojos aún húmedos por las lágrimas derramadas en la penumbra, la reina soltó un largo suspiro que llevó consigo el peso de una parte de su vida marcada por el dolor y la perdida. Ella sin darse cuenta, se sumió en un sueño profundo, como una tregua efímera ante el tumulto de emociones que la habían asolado. La cama, testigo mudo de sus anhelos y pesares, acogió el reposo de una mujer que, incluso en el reino de los sueños, no pudo escapar de las sombras de un pasado malinterpretado.

•─────────•°•❀•°•─────────•

«Bajo la lúgubre luz de un cielo nublado y en medio de una tormenta despiadada, observo como se acerca un barco mercante. Miro a mi alrededor, pero la tormenta es tan espesa que apenas me permite ver a pocos palmos de distancia. Aun así consigo vislumbrar las siluetas de tres mujeres, en compañía de un niño y tres hombres que desembarcan con rapidez. Yo trato de acercarme a ellos para comprobar de quienes se tratan, pero algo me lo impide, es como si mis pies estuviesen clavados en el suelo.

Cuando esas personas pasan por mi lado, reconozco el rostro de Rhaenyra resguardado bajo su capa empapada. De su mano lleva a un niño hermoso, con el cabello rubio casi blanco y con los ojos de color violeta como los de Viserys. Tengo la certeza que ese niño es el hijo de Rhaenyra. Mi intención es acercarme y hablar con ella, buscar una explicación de lo que ocurre, pero mi voz es estéril y nadie me escucha. Los veo alejarse cada vez con más rapidez hasta que frente a mis ojos emerge la imponente silueta del castillo de Dragonstone.

Sin comprender lo que ocurre, mis pies comienzan a reaccionar y los sigo a paso rápido gritando el nombre de la princesa, pero una vez más nadie me escucha. Cuando logró llegar a las enormes puertas de la muralla de Dragonstone, el recibimiento es absolutamente macabro. La mirada horrorizada de Rhaenyra está puesta en el cuerpo del maestre Gerardys, que está colgado por el cuello con sus extremidades desmembradas. Las lágrimas de Rhaenyra se mezclan con la lluvia que empapa su rostro y en un gesto maternal, ella tapa los ojos de ese precioso niño. Yo camino al lado de Rhaenyra, intentando tocarla, advertirla de que salga de ese lugar, pero ella no escucha ni siente mi presencia a su lado.

De repente, veo como los ojos violeta de la princesa se abren de par en par y yo contemplo atónita los cientos de cuerpos sin vida colgados de los muros del castillo. Un escalofrío recorre mi espalda mientras observo miles de cabezas decapitadas expuestas en picas, como un escalofriante recordatorio de la traición que acecha en las sombras. Un grito de horror se ahoga en mi garganta al intuir el oscuro destino que le aguarda a la mujer que amo. Ella ha caído en una trampa mortal.

Fate Of The Kingdoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora