Salieron bien temprano por la mañana y llegaron casi al medio día.
—¿A dónde nos dirigimos? —le había preguntado ella cuando ya llevaban un rato en el coche.
—A Qudon.
Habían dejado el piso prácticamente vacío, pese a que no llevaban mucho. Sus pertenencias estaban en el asiento trasero junto a Ciro, que miraba por la ventana distraído. Las cosas del soldado estaban en el maletero, junto a su indumentaria y material de trabajo.
—No lo había oído nunca —pensó Alisa en voz alta. Luego se justificó—. No he salido nunca de nuestro distrito, que yo recuerde. No sé mucho sobre geografía.
Harkan no le dio importancia en absoluto a su falta de conocimientos.
—Qudon es la ciudad más importante del distrito de la pica. Es un distrito humilde, pero su nivel de vida no tiene nada que ver con el del trébol.
Mientras avanzaban por aquella carretera sin fin, Alisa meditó sobre cómo sería un distrito mejor que el suyo. Había infinitas posibilidades.
—¿A ti te gusta?
—He estado muchas veces por trabajo, es bastante agradable.
Intentó imaginarse el lugar al que se dirigían. No tenía ni idea de si era un distrito interior o si, por contra, tenía costa. En su cabeza se mezclaron ambos escenarios y procuró decidir cuál de los dos sería mejor. Al fina optó por rendirse y esperar a que llegasen a su destino, aunque no dejó de fantasear con el mundo fuera del distrito trébol. Intentó pensar en el mapa del reino que habían visto en el televisor, pero los nombres en su mente estaban borrosos.
Las únicas imágenes mentales que tenía del resto del reino eran gracias a lo poco que había ido viendo en la televisión, sobre todo en las noticias. Se preguntaba qué les depararía el destino ahora que se alejaban del que había sido su hogar toda la vida. En cierta forma, la idea la emocionaba, pero también estaba asustada.
Dejando el destino a un lado, Alisa cayó en la cuenta de que, después de ese viaje, llevaría más horas subida en un coche en aquellos pocos días que en toda su vida. No recordaba casi ningún momento en el que ella y su familia hubiesen subido en un automóvil. No tenían si quiera uno. Si se trasladaban a algún sitio lo hacían caminando o con algún otro medio de transporte, pero no en coche. La última vez que sus padres subieron en uno y Alisa estuvo cerca, fue el día en que alquilaron uno por una urgencia y los dejaron solos. Después de eso aparecieron muertos.
Cuando llegaron, Alisa se sorprendió mucho al ver que aparcaban frente a una bonita casa. Según Harkan, estaban casi a las afueras de Qudon. Pese a ser el punto más importante del distrito de la pica, era una ciudad bastante pequeña, por lo que se podía llegar hasta el centro en unos quince minutos caminando desde allí.
Al bajarse del coche, Harkan le señaló hacia un extremo de la calle.
—Por ahí se va al centro. Justo allí está el que llaman Barrio de jade. Es... llamativo —añadió, tras pensar bien la forma de describirlo—. No sé si es conveniente que nos acerquemos. Dependiendo del panorama, quizá podamos escaparnos un momento para verlo.
El nombre le resultó llamativo y le entraron ganas de descubrir a qué se debía exactamente. El jade era una gema preciosa muy famosa, y muchos decían que estaba ligada a la suerte. Una ironía, a ojos de Alisa. Parecía que la suerte se negaba a abandonarla. No podía negar que el lugar le generaba algo de curiosidad. Aun así, asintió a las palabras del soldado. Puede que tuviesen que ir con cuidado, y pasear por el núcleo de la ciudad podía no ser lo más inteligente.
Harkan, como ya parecía haberse hecho costumbre, no esperó por una respuesta y caminó directo a la puerta. Cuando esta estuvo abierta y entraron, Alisa admiró el que parecía que iba a ser su nuevo hogar. Aquello del piso ya lo habían dejado atrás. Ahora tenían enfrente una pequeña casa con jardín delantero. Era modesto, no demasiado grande, pero era mucho más de lo que Alisa había tenido en mucho tiempo. Se alegraba de poder tener un espacio donde salir a estirar las piernas si así le apetecía.

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Rey de corazones
FantasíaVeltimonde; un reino de ensueño para muchos, pero un infierno para otros. La regulación de crímenes por parte del ejército de corazones y su reina es tan estricta que para muchos el simple hecho de seguir viviendo es pecar. Alisa lo intentará todo...