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Envidia del futuro ajeno


Aquí me encuentro de nuevo yendo de regreso a Hilltop con tal de traer algunas cosas de Enid para la nueva casa, ya que nunca pensé que ella iba a querer vivir conmigo tan pronto; la idea de que esté conmigo me fascinaba e incluso la idea de la casa era para eso, pero me parece muy temprano para hacerlo y ni siquiera se lo iba a comentar a Maggie –su madre- en ese instante.

En el camino hacia la comunidad volteo a ver a todos lados desde la ventana, viendo como un caminante mata a otros como si de una persona se tratara; parpadeo un par de veces para poder borrar esa imagen de mi ojo, pero en el retrovisor veo como aquel caminante me sigue viendo, parado en medio de la carretera. Presioné más el acelerador del carro y me fui lo más rápido que el vehículo podía, perdiendo de vista al extraño caminante.



—Buenos días Grimes ¿Qué lo atrae por aquí? —interroga el amable guardia, aun así, le explico mis planes —, con gusto, está en el comedor de la comunidad.

Me alejo de él y doy paso hacia el comedor de Hilltop, rodeado de personas que desayunan tranquilamente y platican sobre cosas de su vida que no me interesa, solo viendo a la multitud hasta el fondo puedo verla mientras ayuda a repartir comida para los ciudadanos, sonriendo cada vez que le da un plato a su gente. Eleve mi mano en señal de saludo y que ella pueda verme, logrando obtener su atención; habla con su compañera algo que no pude escuchar en lo absoluto y luego se acerca a mí; le dije que tenía que hablar con ella.

Llegamos a la oficina y tomamos asiento como es de costumbre.

—Cualquier cosa que quieras hablar, pues déjame decirte que estas en mal momento para hacerlo.

—¿Por?

—Porque yo lo digo —rodeo los ojos y niego ante la actitud de Maggie.

—No puedo creer que sigas enojada conmigo por eso —ella se levanta de la silla y se queda parada frente a mí; me levanté y también me quede en su posición retadora —. Maggie, déjame decirte que ella dijo que si, y que ahora es mi esposa, te guste o no —no da la palabra y solo bufeos de sus labios es lo que se escucha en la habitación —, vendremos un día a hablarlo y hacerlo oficial.

—Me parece bien —responde sin interés.

—¡¿No te emociona que ella haga su vida?! —interrogue casi a gritos, impresionado de su sequedad por el asunto —¿Qué es lo que te molesta? ¿Te molesta que sea yo?

—No no —niega rotundamente con la cabeza —, de hecho, me siento bien que sea contigo, pero...

—¿Pero...?

Veo como sus manos pasa el anillo de compromiso que un día le dio Glenn; maldije al saber cuál era su razón y lo egoísta que podía ser solo porque el momento le recordaba a él, pero aun así no lo exprese y solo me atreví a abrazarla para reconfortar sea cual sea el mal sentimiento que esté pasando; creía que iba a negarse a abrazarme, pero me enredo en sus brazos y sentí su respiración en mi nuca.

—Maggie, no entiendo tu dolor porque no he perdido a nadie tan especial como tú lo perdiste, pero entiendo tus emociones.

—Gracias... —la escucho agradecer con su voz quebrada —, lo siento...

—No lo olvides, recuérdalo como una bonita parte de ti, pero es hora que dejes que otros puedan hacer su vida, por el nuevo comienzo de Enid.

La castaña se separó de mí y resonó su nariz, sentía su rencor todavía por el asunto y no parecía agradarle la idea de que su Hija adoptiva fuera a casarse cuando ella lo hizo en su momento y nadie se lo negó, en aquel entonces hicimos una pequeña celebración por la boda de Maggie y Glenn y no recuerdo haber visto mi padre enojado solo porque él estaba casado con mi madre que en ese momento había muerto. La muerte de algún familiar nos ataca de maneras distintas, lo he visto a piel viva.

—¿Y a que vienes? —preguntó tosca de la nada, haciendo que saliera de mi análisis sobre ella.

—A traer las cosas de Enid, ella decidió que quería vivir conmigo —aquella afirmación hizo una cara de desagrado en ella como si hubiera comido limón —. Creo que hasta aquí ha terminado la conversación.

Me alejo de ella para ir a la puerta de la oficina, cuando giré la manija de la misma lo primero que afiló mi vista fue a un par de idiotas que se entrometieron en mis asuntos, dos tontos: Ulises y Manson, parados frente a mí con miedo en sus ojos al ver que los he visto cotilleando.

Ellos se hicieron los locos y me ignoraron para luego me rodearan y acercarse a Maggie, aún estoy cerca y puedo escuchar como ellos dos van a ir a una misión para ir por alimentos para la comunidad, algunos recursos y medicina que se estaba acabando en la misma. Iba a retirarme porque no pintaba nada en el plan de ellos dos, hasta que su voz me detuvo en medio de mi acción.

—Carl, hermano, ven con nosotros —pidió Ulises —, llevamos tiempo sin verte, ven con nosotros.

—Enid me espera en casa y-

—Yo iré hacia Alexandria para hablar sobre el asunto —informa Maggie, haciendo que sienta temor por el futuro.

Me acerque a ella y nos vimos de cara a cara, ella me mira neutra y yo la fulmino con la mirada, advirtiendo sin palabras lo que puedo llegar hacer si ella trata de convencer a Enid de que la idea fue mala opción y haciendo que dé un paso atrás.

—Iré —acepté ir a la misión: escucho como Manson y Ulises festejan en un susurro lo obtenido —. Y Maggie, felicítala y haz que se sienta bien con su decisión, o juro que... —deje mis palabras en el aire al pensar lo tonto que podría sonarse si las hago sonar.

—¿Jurar que Carl?

—No tengo tiempo para discutir, tengo que ir a una misión con mis amigos.

Salí a paso rápido de la oficina y cerré la puerta detrás de mí, viendo como mis amigos me miran con asombro, como si hubieran visto lo antinatural de este planeta. En mi mente solo podía maquinar las mil y un palabras que Maggie podía decir en ese momento junto a Enid y que por su egoísmo podía decir cosas hirientes hacia mi ahora esposa.

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora