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Sin muerte no hay vida



—Mira Carl, se ve bien, tiene buena pinta, Carl ¿Carl?

Estoy viendo el ultrasonido que le hacen a Enid, mientras estoy aferrado a su mano y a la felicidad, llorando, mierda, ver como se mueve a través de una pantalla y escuchar sus latidos me conmueven y me dan vida, lo siento tan cerca, tan real.

—Amor tranquilo —trata de calmarme y me toma de la mano —. Todavía no ha nacido —comenta con una amplia y enternecida sonrisa

Qué más quisiera yo que ya naciera, no puedo esperar.

—Lo siento —sorbo mi nariz y me limpie las lágrimas —¿Qué va a ser Kate? —pregunto entusiasmado, ella me ve y luego mira la computadora

—Doctora por favor —corrige, chasqueo la lengua —a ver... —hace un par de toqueteo en la computadora, siento que el pecho se me va a salir, el corazón me va a estallar y se va a llevar mis pulmones por delante —Es.... Pam pam pam.

—¡Kate! —gritamos al unísono, enojados.

—Tranquilos futuros padres —ríe a lo bajo y luego nos mira a ambos —. Es una niña, felicidades, es una niña —conectamos miradas y ella está súper feliz, ¿Yo? Llorando, desde que me enteré que pronto tendría un hijo me he vuelto más sensible que lo de costumbre.

Salimos de enfermería para ir directo a la casa. Mientras camino voy haciendo mis escenarios ficticios en donde estoy con mi hija jugando en un columpio que está en el patio trasero de la casa, jugando a las muñecas o a hacer comida falsa, vestirla con vestidos color pastel y con colitas hermosas que le va a hacer Enid -que yo seguro no voy a poder- cargarla en brazos, cantar canciones para que duerma, darle la infancia que merece, protegerla, cuidarla, amarla.



Me despedí de Enid y salí corriendo de la casa hacia el portón de la comunidad, tomé uno de las motocicletas que teníamos en utilidad y le pedí a Rosita que me diera paso para salir

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Me despedí de Enid y salí corriendo de la casa hacia el portón de la comunidad, tomé uno de las motocicletas que teníamos en utilidad y le pedí a Rosita que me diera paso para salir.

Maldije cuando la moto dejo de tirar fuerza y solo se apagó de pronto, la dejo tirada escondida entre los arbustos y seguí corriendo siguiendo el camino del bosque, aún faltaban entre los dos kilómetros para llegar a punto de reencuentro que Daryl dejo planeado, sin bajar la guardia por si los camuflados llegan a atacarme de nuevo; tenia desenfundada y a mi mano la katana de Michonne, con la misma rebano los caminantes reales y la maleza que estorba mi camino.

Deje caer mi cuerpo sobre mis rodillas mientras mi pecho hace lo posible para tomar el aire necesario para retomar el camino, viendo que a unos metros está mi caballo tirado en el suelo y un muerto que se lo come con toda la tranquilidad del mundo; me acerqué al caballo y partí en dos el cráneo del infectado; sentí que mis expresiones se arrugaron por el desagrado del estado del animal, lo único que hay dentro de él es agua con sangre coagulada y moscas por doquier.

La maleza se mueve y me coloco en posición de batalla, me incorporo al ver que el que sale de la naturaleza es el mismo perro alemán que carga Daryl a todos lados; lo vi a él y con un ademan me dijo que lo siguiera.

Caminamos al lado del rio siguiendo el mismo, lo único que podía escuchar era la fuerza del agua chocando con las piedras y a veces el perro tomando agua de la misma, recordando que los perros no pueden tomar agua en silencio; el animal de compañía se acercaba a mí por ratos y le daba vueltas a mi cuerpo tratando de hacer algún tipo de truco, se veía alegre y de lengua afuera, creo que le caigo bien.

—¿Para qué me has llamado? —sondeo siendo las primeras palabras en todo el camino, mas no recibo respuesta —¿Has encontrado algo de mi padre? —no hay respuesta, bufé.

Bajamos hacia el final del rio, el mismo lugar donde nos atacaron y no entendía por qué me traería aquí de nuevo si no hay nada con que afilar la vista, maldije su ser al pensar que esto iba a ser una pérdida de tiempo y que quizás nos vuelvan a atacar uno de los camuflados.

—Seguiremos aquel rio —ordena señalando con su dedo un canal de agua del lago ubicado en la zona —, ahí encontré otra bota de Rick.

—¿Entonces que esperamos? Vamos

Gruñí cansado al escuchar de nuevo como los caminantes se acercan a nosotros, desenfundo mi fusil y Daryl apunta con su ballesta a todos lados, me sentía de nuevo acorralado y presentía lo peor, algo familiar; escucho como algo cae a la par mía, me fijo que es en la ballesta y volteo a ver a mi amigo que al mirarlo quedo incrédulo por ver que él no hace nada mas que quedarse parado sin apuntar a nadie, sino que solo opta por mirar a un punto fijo.

—¿Qué es lo que ves? —de nuevo no hay respuesta, aun sin bajar la guardia —, ¡Daryl! Vamos hombre —, espeto enojado y veo hacia la misma dirección que él mira.

No... no, no, no

Del otro lado del lago podía ver a mi padre parado caminando hacia nosotros, alzando los brazos y tirando mordidas con tal de saciar su nula humanidad, vivir en carne propia mi más grande miedo: ver a mi padre muerto, ver en su rostro ojos blancos y rojos que en su tiempo eran de un color turquesa brillante, ojos que deseo con el alma volver a verlos, que de nuevo me vean, sentir de nuevo que lo tenía a mi lado y ver que está orgulloso de mi, que vea el esfuerzo que hago por él, que de nuevo pueda estar junto a él.

Mis hombros tiemblan por la intensidad de mi llanto, ahogándome con mi propia respiración al sentir que en cada espasmo se lleva el aire y mi vida; me adentré al no profundo lago yendo hacia él, cuando estoy tan cerca de mi progenitor con mi mano tomo su nuca y con mi pie golpeo sus rodillas para que cayera de espaldas al agua, aun con la cabeza sujetada viendo como solo era su cara en aquel muerto, todo aquello que lo hacía ser mi padre ya no está, eran solo recuerdos.

—No a ti, ¿por qué a ti? —pregunté al cielo en un susurro tortuoso —, no a ti papá, todo menos a ti, eres lo único que me quedaba —mis lágrimas caen en su podrido rostro que trata de morderme, quebrándome en pedazos frente a alguien que se supone que es él —. Te amo, yo- yo no pude cuidar a Judith, está muerta por mi culpa, realmente quiero que me perdones, perdóname, estés donde estés, perdóname, lo siento por ser una mierda de hijo... lo siento por decepcionarte, no mereces esto, no tú, las personas buenas como tú no mueren, no deberían morir.

Con la mano temblorosa la acerque a mi navaja, indeciso la acerque a su nuca dando la punta de la cuchilla al cráneo, con el corazón estrujado vi por última vez su rostro, recreándolo a él en vida y recordar cada una de sus palabras, escuchando su voz en mis recuerdos, sentir el calor de sus abrazos que ahora más que nada eran lo único que quería, deseo estar de nuevo junto a él, pensar que iba a poder recuperar los años perdidos que por mi culpa los desperdicie.

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora