ASESINO SERIAL 2 || C.G +16

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Todo comienza a derrumbarse

Desperté de golpe en medio de la oscuridad, volteo a ver la ventana de la habitación que a través de la cortina solo puedo deducir que aún era de noche o quizás madrugada, Enid un tanto alejada de mi dándome la espalda mientras puedo escuchar sus relajantes respiraciones.

Los gritos aterrorizados golpearon mi cabeza haciendo que me moviera de la cama a velocidad, quité la cortina de la ventana y vi como las calles de Alexandria se llenaron de humo y personas que corren; del armario tome mis vaqueros y mis botas, un fusil de asalto y una escopeta, Enid también despertó y miraba a todos lados asustada y sin entender nada.

—Toma y apunta a la puerta —le di la escopeta y unos cartuchos, ella los tomo, pero aun pasmada en su lugar —, apunta a la puerta y aléjate de la ventana.

—Carl no me dejes, no quiero que vayas, Carl —me toma del brazo y me atrajo hacia ella, quite su tacto con jalar mi cuerpo y recargue mi fusil.

—Haz lo que te digo, regresaré, tocaré la puerta tres veces, si escuchas que solo giran la manija no dudes en disparar porque no seré yo.

Salí de la habitación no sin antes ponerle pestillo desde adentro, salí corriendo hacia la salida y pude ver humo y oscuridad en todos lados, unos que cuantos caminantes y personas que se cruzaban conmigo cuando corren; disparé al ver a un tipo uniformado de soldado camuflado, ahora sabía cuál era el enemigo. Corría a todos lados disparando a caminantes y a dos soldados que iban en mi dirección, yendo a la casa de Michonne para protegerlas.

—¡Alexandrianos, a la entrada! —mando con un grito y veo como las habitantes corren hacia una misma dirección —. ¡No correr en línea recta, cabezas abajo! —las personas cubrían su cabeza con sus brazos y corrían en zigzag.

Los Alexandrianos corrían hacia el portón de la comunidad y apuntaba al lado contrario para poder matar a todo aquel soldado no miembro y caminantes que venían hacia mi gente, con un ademan mando a las personas a tirarse al suelo haciendo caso omiso y los guardias con sus armas delante de ellos para cubrirlos, la lluvia de balas comenzó de nuestro lado rematando a todo aquel que se acercara.

—¡Carl Grimes, se están escapando! —grita uno de los guardias a lo lejos.

—No van a salir de sus puestos hasta que sea seguro, debemos proteger a esta gente —los guardias asienten y no dejan de apuntar con sus armas —, cuando el humo se disperse peinamos cada zona de la comunidad en grupos de tres.

Tal y como dije el humo comenzó a dispersarse y ellos se fueron en grupos en varias direcciones, a los Alexandrianos volvieron a retomar camino hacia sus hogares con miedo en sus cuerpos con la protección de un grupo de diez guardias que vigilan que cada uno llegue a su hogar; salí corriendo hacia la casa de Michonne en la cual también vive mi hermana, cuando me paré en el porche de la misma me di cuenta de la puerta abierta con la cerradura destruida, entré sin pensarlo con el cañón en alto y el seguro del arma fuera.

—Mamá no mueras... —escucho decir a Judith en la lejanía —, mamá...

Subí las escaleras y me encontré el cuerpo de Michonne tendido en el suelo con un derrame en el abdomen, me acerco a ella y trate de parar el sangrado, recibiendo quejidos por parte de la morena y sollozos en mi oído por el miedo de mi hermana. La frustración me consumía al no poder hacer nada.

—Mi hijo... —lamentó en un chillido luego de varias lagrimas —, lo perdí, perdí a mi bebé —su labio inferior tiembla y las furiosas lagrimas salen de su rostro, llorando al ver que sea cierto y que acabó por perder a dos hijos.